miércoles, 26 de diciembre de 2018

Victor Zarallo de Sitges a Sidney pasando por Escocia

Víctor Zarallo. Foto: Barrie Spence Photography

Conocimos a Víctor Zarallo en Sitges hace ya algo así como ocho años, cuando con motivo de una Gala organizada en esta localidad barcelonesa por Lolita Vilalta, Víctor vino a bailar desde el Scottish Ballet, compañía que había integrado hacía entonces dos años. En aquella ocasión le entrevistamos junto a Alba Sempere, otra bailarina catalana que también fue alumna de Lolita y que en la actualidad forma parte del Ballet de Zurich. Muy buena cantera pues la de Sitges, cuya escuela sigue formando fantásticos profesionales y que, vinculada a Ibstage desde sus inicios, vamos siguiendo año tras año. 

Carolina Masjuan 

Quedamos con Víctor durante estas vacaciones de Navidad para que nos contase el porqué de su reciente cambio desde Glasgow, como primer solista del Scottish Ballet, a Sidney para formar parte de la prestigiosa Sidney Dance Company dirigida por el también catalán Rafael Bonachela. 

Víctor Zarallo y Bethany Kingsley-Garner
Swan Lake de David Dawson 
Cuando nos conocimos en Sitges hacía poco que habías empezado tu andadura como profesional ¿qué nos puedes contar de tu formación en este pequeño y bello pueblo marinero? Desde mi infancia he sido un enamorado de la danza. Todo comenzó cuando tenía nueve años, haciendo bailes de salón en Vilanova y la Geltrú, en el club social donde mis padres bailaban. Me quedé sorprendido con la musicalidad y el movimiento del baile. Poco a poco me adentré en este mundo y empecé a competir, motivado por mis profesores Juan e Isabel, participando en diferentes campeonatos estatales e internacionales. Especialmente destacable es mi participación en el campeonato del mundo celebrado en Moldavia en categoría junior, representando a España. Este evento fue crucial en mi futuro como bailarín porque quedé especialmente sorprendido por la buena técnica de las parejas de baile de los países del Este, los que trabajan su técnica desde el ballet clásico. 

A raíz de ello tomé la decisión de que si quería ser un buen bailarín debería mejorar mi base desde el ballet clásico y con 15 años empecé mi primera clase de ballet con Lolita Vilalta, en su escuela de Sitges. Fue Lolita quien descubrió mis condiciones y potencial en el baile clásico y me motivó a dedicarme y formarme en otro país con más base cultural sobre este arte. 

Víctor y Sophie Martin en
Work within Work de Willian Forsythe
Es conocido que en nuestro país no se dispone de todo el apoyo económico necesario, como sí existe en otros países del ámbito europeo que consideran esta formación como una actividad profesional reconocida. Junto con mis padres, decidimos prepararme para las pruebas de ingreso en el Institut del Teatre y continuar así mi formación para combinar los estudios de ESO y la formación de ballet clásico. 

Finalizada la ESO, en 2005, mi profesora de confianza, Lolita Vilalta, insiste en hacer las pruebas de acceso para la prestigiosa escuela alemana de Sttutgart, la John Cranko School, donde me admitieron tras superar todas las pruebas, aunque mi nivel técnico era muy justo para mi edad, tuvieron muy en cuenta mi potencial. 

Mis primeros días en Alemania fueron especialmente duros debido a muchos factores, el idioma alemán, el ruso, que me hablaba mi profesor Petr Pestov, mi juventud -16 años-, estar fuera de casa e iniciar un proyecto de esta magnitud solo. Suerte del apoyo incondicional de mis padres que siempre han estado a mi lado para ayudarme a tomar muchas de mis decisiones más importantes. Y también gracias a Ivan Gil Ortega, bailarín catalán por entonces en las filas de la compañía, que siempre tenía palabras de aliento para mi. 

Durante el año que estuve en Stuttgart, mi maestro Petr Pestov y yo trabajamos intensamente para que cogiera el nivel necesario para pasar al último curso de formación en la escuela. Al terminar este primer curso, el director de la John Cranko School -Tadeusz Matacz - se reunió conmigo y me comunicó de forma muy sincera y cordial que consideraba que había llegado muy tarde a la danza clásica y que nunca dominaría la técnica necesaria para ser contratado por una compañera profesional. 

Víctor en Pierrot Lunaire de Glen Tetley

Salí de la reunión decepcionado y llorando, porque el ballet clásico ya formaba parte de mi vida. Al salir me encontré al subdirector de la Royal Ballet School -Gary Norman- que justo en ese momento estaba colaborando con el espectáculo final de curso de la Four Seasons Ballet, con los graduados de la Royal Ballet School y la John Cranko School. 

Gary no podía creer las palabras del director de la escuela porque justo la mañana anterior me había visto en clase. Durante la conversación que mantuvimos me propuso formar parte de la Royal Ballet School en Covent Garden -London-. Yo no daba crédito, pasé de un estado de desolación absoluto, a la confusión y la sorpresa. Simplemente no podía creer cómo la visión podía ser tan diferente entre unos y otros. Pasar de no tener futuro en esta profesión a tener todo un gran camino por recorrer fue increíble, pensé cuan cierto era eso de que "cuando se cierra una puerta inmediatamente se puede abrir una de mayor". 

Sin dudarlo me fui a la Royal Ballet School, donde tuve dos años de duro trabajo de formación para conseguir el nivel técnico necesario para llegar donde estoy ahora. 

Siempre recordaré el año 2006. La ilusión de mi primer día en la Royal Ballet School, las ganas de demostrarme a mí mismo que podría ser un bailarín profesional y el duro trabajo que me auto-exigí para agradecer a Gary Norman la confianza que había depositado en mí. 

con Mia Thompson en Jealousy de James Cousins
La experiencia que conseguí durante el año anterior a John Crancko School me sirvió para empezar esta nueva etapa más seguro de mí mismo. Mis nuevos compañeros y el profesor David Peden, me acogieron muy bien, me hicieron sentir uno más de esta pequeña familia, hice nuevos amigos y cada día me sentía más cómodo con el inglés; todos estos factores hicieron que mi primer año fuera inolvidable. 

En las puertas abiertas del final de curso de ese primer año, disfruté de la presencia de mis padres y la asistencia de la primera bailarina del Royal Ballet, la gran artista Tamara Rojo. Al terminar la representación fui a saludar a mis padres y me encontré a Tamara hablando con ellos. Durante la pequeña conversación que mantuvimos, se ofreció a darme clases particulares después de mi jornada en la academia. Ella me presentó a José Martín -por entonces bailarín solista del Royal Ballet-, quien me dio clases particulares de forma totalmente desinteresada durante el segundo curso en la Royal Ballet School. 

Ese curso trabajé duro, de 9h a 18h tomaba clases en la escuela y al terminar me esperaban 3 horas de preparación personal con José. Sus clases me aportaron mucha técnica y dieron carácter a mi estilo personal. En general creo que fue un año muy productivo y enriquecedor. Mi esfuerzo y dedicación se vio reconocido cuando la dirección de la escuela me propuso el papel principal en la gala de fin de curso en la Opera House de Londres. 

con Constance Devernay en Elite Syncopations
de Sir Keneth MacMillan
Mi camino como bailarín profesional comenzó justo después de mi graduación, cuando el Scottish Ballet me ofreció contrato para formar parte de su equipo. 

¡Cómo puede cambiar la vida ! aún recuerdo aquella entrevista con el director de la John Crancko School, sus palabras "nunca llegarás a ser bailarín profesional" y dos años después me estaba graduando a una de las escuelas más prestigiosas del mundo, la Royal Ballet School, haciendo el papel principal en la Opera House, uno de los teatros más importantes de Europa y además con un contrato profesional en una de las compañías más prestigiosas del Reino Unido, el Scottish Ballet. 

¡No podía sentirme más orgulloso! Cualquier sueño se puede lograr con mucho trabajo, dedicación y constancia. 

Y de tu etapa en el Scottish que destacarías Mi etapa como bailarín profesional comenzó 11 Agosto de 2008. Nunca podré olvidar esta fecha, básicamente porque supuso un cambio radical en mi vida. Nueva ciudad, nuevos compañeros y la satisfacción de formar parte de una gran compañía de Ballet, el Scottish Ballet que dirigía Ashley Page. 

Mi debut fue rápido. El 14 de septiembre de 2008, justo un mes y 3 días después de comenzar en el Scottish Ballet, debuté en la obra Pennies from Heaven. Al terminar la actuación, sabía que quedaba mucho por delante, mucho por aprender, pero me sentí completo y feliz. Cada papel, ya sea en ballets clásicos o contemporáneos, han dejado su huella, y mi madurez ha sido alimentada de las experiencias vividas durante todos estos años, de las actuaciones en pequeños y grandes teatros y de los viajes que he hecho con la compañía por todo el mundo. 

Pero lamentablemente no por Cataluña, ni por España.... No, ni siquiera he tenido la oportunidad de bailar en ninguna otra Gala que la de Sitges, pero confío en que eso va a cambiar pronto, ya que a pesar de estar ahora tan lejos, siendo Rafa catalán, creo que va a haber alguna sorpresa por aquí. Pero aún no puedo anunciarlo (risas). 

14`20" de Jirí Kyllian
Entonces ¿por dónde girabais con el Scottish? He tenido la oportunidad de bailar en teatros impresionantes, el Mariinsky en Sant Petersburg, el Joyce Theatre en Nueva York, el Kennedy Center en Washington, el Dorothy Chandler Pavilion en Los Angeles (California), el Mahalia Jackson Theatre en Nova Orleans, el Gran Teatro de Shanghai en China, el Teatro Kwai Tsing en Hong Kong y con roles muy diversos, como por ejemplo : Siegfried en el Lago de los Cisnes, Príncipe en Cinderella, Messenger of Death en Song of the Earth, 14´20´´ de Jiri Kylian, MC 14/22 de Angelin Preljocaj, Ten Poems de Christopher Bruce, Street car Named Desire de Annabelle Lopez Ochoa, Romeo y Julieta, Nutcracker, Five Tangos de Hans Van Manen, recuerdo especialment el Pierrot Lunaire de Glen Tetley en el Mariinsky, donde el último bailarín que lo había bailado había sido nada más y nada menos que el propio Rudolf Nureyev, Work within Work de William Forsythe.... Otra gran experiencia ha sido trabajar con Cristal Pyte. 

Es triste cuando piensas que se te ha aclamado por medio mundo en tantos roles principales, por ejemplo el Siegfried del Lago de David Dawson, cuyos ballets me encantan y en teatros a rebosar y en cambio en tu pais eres un desconocido. 

Una carrera impresionante ¿y qué te hizo cerrar esa etapa e irte a Sidney con Rafa y un registro muy distinto? Pues después de casi diez años, sentía que ya había hecho todo lo que podía hacer en el Scottish y me apetecía un cambio. Contacté a Rafa por FaceBook y en principio pensamos en la posibilidad de conocernos en Nueva York donde su compañía bailaba en ese momento, en el Joyce, y donde nosotros íbamos al cabo de poco, pero no pudo ser y al final nos vimos en uno de nuestros viajes a Barcelona para ver a nuestras respectivas familias. Creo que él ya me conocía como bailarín y le interesaba conocerme como persona. 

Emergence de Crystal Pite con
Bethany Kingsley-Garner
Todo pasó muy bien, me envió solos para que me los aprendiese y me grabase, enviándoselos de vuelta y así fue como funcionó. Gestionamos todo el papeleo y allí me fui sin saber muy bien qué me esperaba. Llegué con actitud muy positiva y con ganas de integrarme rápido en una compañía muy distinta y con un estilo propio que debía hacer mio, pero siguiendo mi temperamento, me exigí tanto que me lesioné. Debo decir que allí las cosas funcionan de maravilla y a la semana ya estaba operado y al cabo de poco tiempo ya volvía a bailar. Estoy muy ilusionado con esta nueva etapa, soy muy, muy, feliz allí y ya verás como para este 2019 nos esperan muy buenas noticias, je, je... 

¿Cómo es la compañía? Somos dieciséis bailarines. Hay solo tres extranjeros, que es lo máximo que el gobierno permite. En estos momentos somos dos italianos y yo mismo. La buena noticia es que mi novia, Mia Thompson, también ha obtenido un contrato y empieza después de fiestas, estamos realmente felices. Ella bailaba conmigo en el Scottish, era First Artist, pero como es australiana ha sido fácil poder contratarla, así que ¡genial! 

Somos un grupo de bailarines con un estilo muy personal y estoy encontrando mi propia personalidad. Me levanto con muchas ganas de ir al estudio y trabajar. Fíjate que ahora mismo llevo unos días aquí y claro que estoy contento de estar en mi tierra y con mi familia, pero echo de menos mi día a día allí. Tengo 30 años que han pasado volando, siento que estoy en mi mejor momento, asimilando muy bien el estilo de Rafa. Todos tenemos una buena base clásica pero nadie ha bailado en una compañía clásica, sólo yo, y creo que Rafa valora mucho que no me olvido de mi base pero a la vez estoy abierto a nuevos movimientos. Es muy bonito lo que hace y además todo está muy cuidado, hasta el último detalle... 

Y en cuanto al repertorio pues bailamos mucho Bonachela, claro, pero hacemos ballets de otros muchos reconocidos coreógrafos, a la vez que se da oportunidad a jóvenes talentos para coreografiar para nosotros. 

Hay una anécdota curiosa y es que con el Scottish hice el papel principal en el Ballet de Javier de Frutos, Elsa Canasta, y cuando le comenté a Javier que me iba a la Sidney Dance Company, él me comentó que ese papel había sido creado en su día para Rafael Bonachela, mi futuro director. 

Solo conozco su coreografía "Eternal Damnation to Sancho and Sanchez" que creó para el espectáculo In The Spirit of Diaghilev que vimos en el Mercat y el TNC en Barcelona hace unos años y que era una irreverente paranoia, aunque muy interesante... Bueno, Elsa Canasta es uno de sus grandes éxitos. Javier cree que es bueno que la gente se cuestione lo que ve, crear polémica y discusión frente a una obra. 

Víctor Zarallo. Foto: Roy Tan Photography
Y qué hay de la coreografía? porque recuerdo muy bien tu solo Take me to the Moon en Sitges. No, no me lo he planteado, aunque para una escuela de Sidney me pidieron una pieza de 4 minutos. Me dieron la música y la historia, la sirenita cuando llega a la playa y descubre que tiene piernas, y en una semana lo hice y salió muy bien. A ver si sale alguna otra cosa, pero no hay prisa, porque siento que me estoy conociendo mejor como bailarín y quiero aprovechar el momento tan satisfactorio que estoy viviendo. Lo que sí estoy haciendo es dar clases y me gusta mucho la experiencia. 

Hablando de Galas ¿conoces a David Rodríguez que organiza cada año una gala con bailarines catalanes en Girona? Pues no y sería muy interesante contactar con él porque estoy seguro que Rafa entendería que quisiera bailar en casa y aprovechase cualquier oportunidad. 

Y también está Terrassa, claro, sede de nuestra compañía, el Ballet de Catalunya, y organizadora también de Galas dentro de su programación de danza, para daros a conocer aquí. Sí, acabo de verles, he ido al Centre Cultural, a Terrassa, he hablado con Adrià Fornés y conozco a Elías e Ibstage donde Lolita colabora y sería fantástico poder bailar en alguna gala con ellos. 

¿Has visto algún ensayo del Ballet de Catalunya? Sí, he visto a Elías trabajando con los bailarines en las danzas francesa y rusa del Cascanueces y ¡he flipado! ¡Tienen un nivel espectacular! Elías es muy valiente, es una pena que no tengan más apoyos porque además tienen mucho público. Me ha comentado que han vendido ya las dos producciones previstas del Cascanueces, más las que hacen para las escuelas, y tienen que hacer una tercera para satisfacer a más público, pero yo creo que deberían estar una semana como mínimo en cartelera. 

Emergence de Crystal Pite con Bethany Kingsley-Garner
Foto: Christofilopoulou
En Glasgow, una ciudad industrial, está un mes y llena cada función. Es un tema de apuesta política, porque eso crea una tradición y fomenta la cultura a nivel familiar y para otras producciones que incluso se hacen las noches de Navidad o del 31. Para los bailarines no es super guay (risas) pero para las familias sí, porque es una manera de celebrar la fiesta de forma cultural. Aquí debemos consolarnos con las retransmisiones en el cine. 

Los teatros deben contratar al Ballet de Catalunya, debería estar en toda la red de teatros catalanes y lo que también me parece increíble es que las Galas de Ibstage no estén a tope, porque los bailarines que traen son los mejores del mundo actualmente. No entiendo como no está lleno de escuelas de danza, porque además me consta que gozan de importantes descuentos y no puedo entender como los profesores y directores no motivan a sus alumnos a aprovechar esta gran oportunidad de aprendizaje. Supongo que como siempre es un problema de egos y de celos, pero algún día se darán cuenta de todo lo que han perdido … como lo que se perdió con la propuesta de Ángel Corella. 

Respecto a lo que comentábamos del Ballet de Catalunya, Elías vendrá a Australia a dar clases y nos veremos allá y ¿quien sabe? tal vez surja alguna colaboración. Como te digo, habrá que estar atentos este 2019 que ya casi tenemos aquí.....