sábado, 25 de abril de 2020

Alicia Amatriain: "Mi futuro es mi pequeñita, cuidar a mi familia"


Aunque el Covid-19 se haya convertido en un impertinente ególatra que ocupa todas las páginas de la prensa, lo cierto es que la vida sigue. Afortunadamente ocurren otras cosas en el mundo y mucha gente en medio de esta virulenta vorágine ve cumplidos sus sueños. Es el caso de Alicia Amatriain, primera bailarina del Stuttgart Ballet, que hace cinco semanas dio a luz a una preciosa niña.

Lola Ramírez
Hace 9 años le hice mi primera entrevista a Alicia Amatriain. Entonces ella, convertida ya en una famosísima primera bailarina del Stuttgart Ballet, iba a actuar en el Festival de Peralada. En aquella entrevista Alicia me confesó que su máxima ilusión era formar una familia. Siete años más tarde, el 27 de julio de 2018 la bailarina donostiarra comenzaba a cumplir su sueño casándose con Xander McGowan, solista de la misma compañía que ella. Y hace unas semanas, en plena explosión del coronavirus, vino al mundo Haizea, la pequeña hija de la pareja. “Sueño definitivamente cumplido –me dice Alicia- y más bonito de lo que esperaba. Tuve mucha suerte con el parto ya que Haizea llegó un par de días antes de los esperado. Normalmente se dice que las madres primerizas alargan unas dos semanas el embarazo, lo cual en la situación que estamos viviendo habría sido un desastre. Pero como llegó antes tuvimos lo que se puede entender como un parto tranquilo. Mi marido, Xander, pudo estar a mi lado, había mucha seguridad en el hospital y además fue antes de que se pusieran las cosas bastante más serias”.



Alicia con su hija Haizea
El día de su boda con Alexander Mc Gowan














- Mis amigos alemanes me cuentan que en Alemania las restricciones por el Covid-19 son menos exigentes que en España.
- Sí, la situación aquí ha sido y es muy diferente que en España. Llevo de baja maternal desde mitades de febrero, pero en Alemania cuando una bailarina queda embarazada se le prohíbe trabajar, incluso tomar clases, pues es demasiado arriesgado. Yo llevo desde septiembre sin hacer una sola clase. El tema del Covid-19 me pilló justo después de dar a luz, que fue cuando la compañía entró en cuarentena. La verdad es que para mí el no salir de casa no ha sido algo difícil ya que con una recién nacida es todo muy diferente. Hemos tenido estas últimas cinco semanas para conocernos a fondo. Ahora salimos a dar paseos por el bosque que tenemos detrás de casa, pues en Alemania tenemos la suerte de poder salir a pasear.


- En estos momentos y visto desde España, eso de pasear por un bosque con un bebé suena realmente idílico, aunque aquí también a partir de mañana los niños podrán salir algo a la calle, después de más de 40 días encerrados.
- Lo cierto es que en Alemania la situación es bastante más relajada. Salimos todos los días a dar un paseo, que nos dé un poco el aire. Haizea tiene 5 semanas así que aún es pequeñita, pero que le dé el aire y esté en medio de la naturaleza es fantástico. Nosotras no salimos de compras ni vamos a un supermercado. Tengo la suerte de que eso lo hace Xander, mi marido. Haizea y yo no nos ponemos en esas situaciones con mucha gente alrededor. Mi futuro es mi pequeñita, cuidar de mi familia. 

Después de varios días entrevistando a bailarines que viven en su país de residencia situaciones de confinamiento más relajadas que en España, me pregunto cuál es la diferencia. Cuesta pensar que en nuestro país sean los políticos más incompetentes o que la suerte nos haya dado la espalda. “Yo tampoco sé porqué Alemania ha tomado medidas diferentes a España –contesta Alicia-. Tampoco sé porqué el número de contagiados es menor. Lo fácil siempre es echar la culpa al Gobierno. Con eso tampoco quiero decir que el Gobierno tenga la razón o que no sea el culpable, pero lo cierto es que echando la culpa al prójimo no se arregla nada. No sé qué país ha tomado la mejor decisión, solo sé que son dos culturas muy diferentes. Sé que la manera de vivir el día a día en España o en Alemania es distinta.


Alicia Amatriain en Romeo y Julieta, cuando recibió el Benois de la Danse

- Entiendo que la mayor parte de tu familia está en San Sebastián. ¿Cómo vives la distancia en estas circunstancias?
- Sobre todo me preocupa que estén bien, pero la distancia es algo a lo que estamos acostumbrados. Justo una semana antes del confinamiento mi madre iba a volar a Stuttgart para estar conmigo cuando Haizea naciera, pero hubo que cambiar los planes. Mis suegros también iban a venir y su vuelo fue cancelado. Así que Haizea no ha podido conocer a ninguno de sus abuelos, sólo la han visto por video llamada. A mí lo que más me duele es la incertidumbre de no saber cuándo vamos a poder darnos un besito o un abrazo.

El Covid-19 no ha podido influir mucho en el día a día de Alicia Amatriain, ya que como madre recién estrenada, sus días transcurren plácidos y felices al lado de su pequeña hija, disfrutando del placer de descubrir a esa personita que abre los ojos a un mundo cuyo estado de confinamiento apenas le afecta. Es más, Alicia al igual que otras madres, puede disfrutar en estos momentos de la compañía de su marido, como no hubiera podido hacerlo de ser la situación normal. “Xander no tiene que ir al teatro, por lo tanto se pasa el día a mi lado, ayudándome en la tarea de atender a nuestra hija. Así que yo no me puedo quejar. Claro que echo en falta el no tener a la familia y a los amigos cerca, pero me mantengo positiva. El despertar y ver la carita de Haizea todas las mañanas me hace ver que hay un futuro y por mucha incertidumbre que nos rodee, encontraremos la manera de salir adelante. Estoy convencida que de esta situación hay mucho que aprender”. 

- En España la oposición y algunos sectores de la sociedad echan la culpa al Gobierno en el desarrollo de esta pandemia. 
- El echar la culpa a los gobiernos no es una cosa que se haga solo en España, sino que ocurre en todo el mundo. La situación es la que es y no se puede dar marcha atrás. Lo único que podemos hacer es luchar  por conseguir un futuro mejor, seguir positivos y aprender de esta situación para que no se vuelva a repetir. 


- Parece que la cultura en general y el ballet en especial van a ser uno de los sectores más afectados. ¿Te preocupa?
- Claro que me preocupa. Es lo que nos da de comer. Sabemos que para nosotros, los bailarines, el futuro será muy diferente, pero tenemos que pensar en positivo. Esta situación nos está enseñando que todo se nos puede ir de las manos en cualquier momento y que nada es para siempre. Tenemos que vivir el momento y empezar a apreciar los detalles, disfrutar con las personas que tenemos al lado de esos momentos diminutos que nos ofrece la vida y en los que ni siquiera nos fijamos y que ahora tanto echamos en falta.  


Mientras esos pequeños momentos se hacen de rogar, Alicia se permite el derecho de soñar con salir a la calle con Haizea y sentarse en una terraza a tomar un café con sus amigos. Intuye que el futuro será algo diferente. “Tendremos que adaptarnos a tomar otras medidas de seguridad, otra forma de vivir mientras no se encuentre un remedio a este virus, algo que nos devuelva la seguridad. Yo no tengo miedo al contagio por mí, sino por mi familia. No querría ponerla en peligro”.


 Biografía Alicia Amatriain  


Alicia Amatriain tuvo su primer contacto con la danza a la edad de 4 años. Recibió la mayor parte de su formación en el Conservatorio de Donostia (1985-1994), bajo la supervisión de Peter Brown y Águeda Sarasua. A los 14 años, accedió a la Escuela de John Cranko en Stuttgart.
En 1998, ingresó en el Stuttgart Ballet como meritoria, ascendiendo por los diferentes rangos hasta ser promovida como bailarina principal en 2002. Para su debut en la máxima categoría, Alicia Amatriain bailó el rol de Tatiana del ballet «Onegin» de John Cranko. Gracias a la protagonista de «Lulu», papel creado para ella por Christian Spuck, fue aclamada por la crítica especializada como la bailarina excepcional de la temporada 2003/04. Dos años después, se alzó con los premios Futuro, en Alemania, y Revelación de Gipuzkoa 2006. Obtuvo en Italia los galardones Danza & Danza y el ApuliArte, en 2008 y 2009 respectivamente.
Nombrada Bailarina de Cámara del estado de Baden-Wüttemberg –máximo reconocimiento alemán para una bailarina- en septiembre de 2015, la temporada 2015/16 fue inolvidable para Amatriain, ya que amplió su palmarés con el premio Der Faust, convirtiéndose en la primera artista española en recibirlo, la distinción al mejor dúo del Festival Dance Open de San Petersburgo, el prestigioso Benois de la Danse -otorgado en el Teatro Bolshoi de Moscú y considerado el  “óscar” del ballet-, y el Positano, el galardón más antiguo del mundo del ballet. En 2017 es reconocida con el Premio ‘El Ojo Crítico’ de RNE de Danza.
Como bailarina invitada, ha bailado con prestigiosas compañías como el Bolshoi, la Ópera de París, la Compañía Nacional de Danza, el Ballet Nacional de Cuba y el Teatro Colón de Buenos Aires.