martes, 28 de abril de 2020

Elisabet Biosca: "Nuestro gremio necesita más ayudas"

Primer y curioso primer plano de la bailarina catalana

Esta solista de la Compañía Nacional de Danza cuenta en su honor el haber protagonizado en varios teatros del mundo la Carmen de Johan Inger, por la que el prestigioso coreógrafo recibió en 2016 el Benois de la Danse. Ahora, Elisabet Biosca sueña con el momento en el que se volverá a poner sobre un escenario.

Lola Ramírez
"La relación que tengo con la danza ha sido fruto de la casualidad" —afirma Elisabet Biosca—. "Todo empezó como un juego. A los 9 años mi madre me apuntó en una escuela de danza, como actividad extraescolar". Poco a poco, el gusanillo del ballet se le fue metiendo en el alma y a los 18 años empezó a pensar que tenía que elegir entre estudiar Veterinaria, que era lo que tenía proyectado hasta ese momento, o se dedicaba en cuerpo y alma a la danza. "Ahora o nunca", se planteó. Y ganó la danza.

Hizo las pruebas de acceso para el Conservatorio Superior de Danza de Barcelona-Institut del Teatre y continuó su formación de danza. "Después del conservatorio entré en la Joven Compañía del Institut del Teatre IT Dansa, bajo la dirección de Catherine Allard. "Fue una etapa muy enriquecedora, aprendí la base, la actitud, la manera de trabajar y de gestionar el movimiento y la danza. Siempre he pensado que si volviera a nacer, volvería a escoger la danza y trazaría la misma trayectoria de aprendizaje". 

El pasado 12 de marzo el equipo directivo de la CND comunicó a la compañía que el confinamiento en Madrid, debido al Covid-19 iba a ser inminente y que la actividad tenía que pararse por motivos de seguridad. "Llevo desde el 13 de marzo confinada en mi casa. Afortunadamente no estoy sola y me siento animada. La verdad es que me faltan horas para poder hacer todo lo que me propongo". 
- Descríbeme cómo es un día tuyo en esta situación actual. 
- Los días de confinamiento son un poco rutinarios. Desayuno, clase de yoga y clase de ballet por la mañana, con un posterior refuerzo de “gym” en casa con ejercicios específicos para reforzar alunas cadenas musculares. Después estudio un poco si no tengo que salir a comprar (una vez cada dos semanas) o me pongo a cocinar. La tarde la dedico entera a los estudios. He empezado este año el Grado Superior de Danza en el Conservatorio María de Ávila de Madrid y los profesores nos están mandando todos los trabajos para cerrar el curso. Las asignaturas presenciales se han adaptado al modelo “telemático”. A las 20h. salgo al balcón para aplaudir lo que está haciendo el personal sanitario y los que contribuyen a la lucha contra el Covid-19. Después aprovecho y me quedo un rato hablando con los vecinos, para distraernos un poco y siempre intentando buscar el lado positivo de la situación. 

"V" Section de Walking Mad, en el Mercat de les Flors
- ¿Qué es lo que más echas en falta de la situación anterior? 
- El contacto humano. La despreocupación por si estamos demasiado cerca, poder ver las calles de Madrid en plena ebullición... Estoy deseando volver al trabajo y poder bailar, tomar la clase y ensayar en condiciones normales, ir a cenar con los amigos, al cine, al teatro... 
- Supongo que saldrás de vez en cuando a la farmacia o hacer la compra, ¿te crean estrés esas salidas? 
- No, no me crea estrés porque hay que adaptarse a la situación y no dejar que este momento de confinamiento genere depresión. Tengo la suerte de que me faltan horas al día y estoy distraída. Lo que se me hace muy extraño es ver Madrid sin gente, salir a comprar y tener que hacer cola, Siento extraño que alguien tenga un poco de tos y la gente le mire mal o se aparte exageradamente. Entiendo el miedo, pero hace unos meses nadie pensaba que íbamos a vivir esta situación. 
- ¿Piensas en el futuro? Las personas como tú, bailarines y artistas en general, lo tenéis un poco más difícil ya que vuestra profesión exige grandes concentraciones de gente. 
- Nuestra profesión es muy de contacto humano. No concibo nuestra profesión sin público, porque si algo tiene la danza es que es un arte efímero y por lo tanto hay que vivirlo. Cada función, cada día, cada momento es diferente y eso se refleja en el escenario.Tenemos la mala suerte de ser el último sector en reincorporarse al trabajo y me da mucha rabia, pero entiendo que es por seguridad. No se puede desandar el camino recorrido y precipitarnos por volver a trabajar sin las condiciones adecuadas. 
- ¿Cuál es tu situación laboral ahora? 
- De momento nos van comunicando las prórrogas del estado de alarma y estamos intentando mantener la actividad de la compañía y la forma física desde casa. 
- ¿Qué opinas de las medidas tomadas por el Gobierno para frenar el contagio? ¿Crees que se podría abrir un poco la mano: por ejemplo, permitir que la gente salga a hacer ejercicio, sin correr peligro de una marcha atrás? 
- Creo que nuestra naturaleza tiende a que nos juntemos con amigos, con compañeros, tendemos a hacer grupo. Además, los españoles somos muy sociables y extrovertidos. Permitir que la gente salga a la calle puede ser un arma de doble filo. Los colectivos más vulnerables necesitan salir, pero creo que, hasta que no se haga una prueba genérica a los ciudadanos para saber quién es inmune, el desconfinamiento puede ser arriesgado. 
- En países como Alemania, en donde las cifras de contagiados y muertos son mucho menores que en el nuestro, la gente puede salir a pasear por el bosque, a andar en bici o dar un paseo por su barrio. Me pregunto - y te pregunto- ¿por qué crees que ellos teniendo una situación mucho más permisiva se contagian menos? 
- Cada país es completamente diferente, empezando por el carácter de la gente y el estilo de vida. Realmente no sé por qué en estos países la situación es distinta. Quiero pensar que cada Gobierno toma las mejores decisiones para la seguridad de sus ciudadanos. 
"Gods and Dogs" de Jiri Kylián en el Teatro de la Zarzuela
- ¿Estás de acuerdo en que no hay mal que por bien no venga? En ese sentido, ¿qué te está enseñando esta situación? 
- Lo primero que he aprendido es a hacer un parón en esta vida tan frenética que tenemos. Entramos en torbellinos de estrés y trabajo, nos decimos a nosotros mismos que parar no es una opción.
 Con esta situación nos hemos visto obligados a parar. Las consecuencias para las empresas y las familias son devastadoras. Ya nos han advertido de la enorme crisis en la que hemos entrado y lo difícil que será salir de ella. A nivel personal intento ver que hay algo positivo en todo esto. Nunca hemos estado tanto tiempo encerrados con nosotros mismos. Nuestro compañero de viaje en esta situación somos nosotros mismos. Creo que con el estilo de vida que llevábamos habíamos olvidado “conversar” con nuestra voz interior. Seguimos estando comunicados con nuestros familiares y amigos porque nos lo permiten las redes sociales y la tecnología en general. Creo que lo que más echamos de menos es el contacto humano, sobre todo poder abrazar a nuestros seres queridos. Otro aspecto que me preocupa es el cambio climático. Me preocupa la rapidez con la que se amplía el agujero de la capa de ozono y se ha comprobado que el parón que hemos hecho, ha permitido dar un respiro al planeta y ha mejorado la calidad del aire que respiramos. Creo que también deberíamos considerar este factor para reducir la contaminación ambiental. 
- Parece que la cultura va a ser uno de los sectores más afectados ¿Te preocupa? 
- Claro que es preocupante. La cultura es un bien necesario dentro de la sociedad. Creo que cualquier sociedad avanzada pasa por defender la cultura. Nuestro gremio es uno de los peor parados y necesita más ayudas para no hundirse. Miles de personas perderán su trabajo o verán frenados sus proyectos artísticos sin saber a ciencia cierta cuándo podrán reanudar su actividad. 
- ¿Tendrán que cambiar los formatos de los espectáculos? 
- Son preguntas muy difíciles de resolver.
 Vivimos el día a día y no existe una fórmula para descifrar cuándo terminará el estado de alarma. Lo que sí es importante recordar, es que la cultura no se puede descuidar. Sin cultura no hay país. 
-¿Cómo te imaginas que será el primer día que puedas salir a la calle? ¿Qué es lo que más te apetece hacer? 
- Lo primero que quiero hacer es visitar a mi familia. Abrazarlos, estar con ellos, cenar todos juntos, reírnos.... 
- A veces veo imágenes en la televisión de hace poco en las que se ve gente paseando, charlando, tomando un vino en un bar con los amigos... ¿Cuándo podrán esas imágenes formar parte de nuestro presente? 
- Seguimos en estado de alarma. Ni siquiera hemos empezado el desconfinamiento escalonado. Se comenta (sin saber con exactitud) que en otoño podríamos vivir una situación parecida aunque menos extrema. Francamente no lo sé. No creo que sea algo que pueda saberse con exactitud. 
- La danza es una actividad en la que el contacto físico es muy estrecho. ¿Tienes miedo al contagio una vez se retome la actividad? 
- Creo que antes de volver al trabajo, todo el mundo debería hacerse una prueba para saber si ha pasado el Covid-19 y ha generado inmunidad. Me pregunto qué pasa con los asintomáticos, cuánto dura realmente la inmunidad. Soy la primera que desea volver a la actividad normal, poder ensayar, poder pisar el escenario, bailar ante un público que disfrute viendo danza... Amo la danza y me encanta bailar, pero la seguridad de todos los trabajadores es lo primero. 
-Por último, ¿que proyectos tenía la CND cuando surgió el Covid-19? ¿Baraja la compañía una fecha para reanudar los espectáculos o es todo una incertidumbre? 
- Por ahora nos han comunicado que las giras que teníamos programadas se han cancelado a la espera de volver a programarlas y readaptar fechas cuando esta situación termine. Pero es una situación excepcional y realmente es imposible decir nada con exactitud. 

Biografía Elisabet Biosca