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Imagen cedida por José Carlos |
El ex director de la Compañía Nacional de Danza está viviendo el confinamiento y la desescalada del Covid-19 en su nuevo lugar de residencia: Ibiza. El momento álgido de la pandemia le sorprendió en Eslovenia donde estaba preparando el estreno de El Corsario. “El día 14 de marzo se cerraba todo, entonces me dijeron: ‘O te vas hoy o te quedas’. Y decidí venirme para aquí”, afirma José Carlos Martínez.
Lola Ramírez
Alejado del mundanal ruido, José Carlos Martínez vive en el campo, en la localidad de San Josep, en el suroeste de la popular isla ibicenca. “En Septiembre, cuando terminó mi contrato con la Compañía Nacional de Danza decidí fijar mi residencia en Ibiza porque en España aparte de la CND no hay compañías y no creo que me vayan a llamar para hacer una coreografía. Pensé que cuando hubiera tiempos muertos para descansar o estar parado como ahora sería mucho mejor estar aquí, paseando y respirando el aire del mar”, afirma el bailarín y coreógrafo.
— ¿Qué tal has llevado el confinamiento?
— Bien. Se ha parado todo, pero me han seguido saliendo cosas. ‘El Corsario’ lo estrené en la Ópera de Roma como estaba previsto y digamos que he seguido adelante en esta nueva vida de freelancer.
— Pero, ‘El Corsario’ lo ibas a hacer también en Eslovenia, ¿no?
— Sí. El estreno en Roma fue el 3 de marzo y el de Eslovenia estaba previsto para el 9 de abril. En cuanto terminé en Roma me fui a Eslovenia y empezamos a entrenar, pero el 16 de marzo se paró todo. Yo estuve entrenando allí hasta el último momento porque en realidad en Eslovenia han tenido muy pocos casos, pero el sábado 14 de marzo viendo lo que estaba pasando en Italia decidieron cerrar el país, aeropuertos y todo. Entonces me dijeron: O te vas hoy o te quedas. Y yo decidí irme porque estoy mejor en mi casa que encerrado en Eslovenia. Y me vine y muy bien. Ahora allí ya están ensayando, están poniendo el país en marcha porque tuvieron pocos casos y están intentando organizar todo para cuando empieza la temporada que seguramente será en septiembre. Yo me iré para allá en cuanto se pueda viajar.
— ¿Esa será tu primera vuelta al trabajo?
— Pues es probable que sea mi primera vuelta al trabajo. Ahora mismo en realidad tengo dos cosas porque tengo también otro proyecto en Viena. En España como ha habido tantos casos estamos yendo muy lentamente en la desescalada; en otros países han empezado antes. En Viena, por ejemplo a los bailarines que están ensayando les hacen tests cada semana. A todo el que trabaja en el teatro le hacen un test semanalmente para estar seguros. Les toman la temperatura al entrar… hay unas medidas muy serias para recuperar la actividad. Y tengo también otro proyecto con ellos. Tal como decía, ahora mismo tengo ‘El Corsario’ en Eslovenia y lo de Viena. Y luego tenía otro proyecto para Noviembre que se pasará para el año que viene y es hacer mi propia ‘Giselle’.
— La CND también va a hacer Giselle.
— Lo sé. Realmente Giselle forma parte de los ballets de repertorio más habituales. Es verdad que yo, después de ‘Cascanueces’ tenía previsto hace Giselle con la CND. Al haber cambiado las cosas yo lo voy a hacer por un lado y la CND lo hace por otro. Entra dentro de la lógica, es una coincidencia.
— ¿Cómo has vivido este tiempo de confinamiento? Ahí en Ibiza no ha sido tan duro como en otras partes de España.
— No, aquí ha habido relativamente pocos contagios, lo que pasa es que las medidas han sido las mismas. En un principio había como mucho miedo porque no se sabía cómo iba la cosa. Lo mismo que en todos los lados con las mascarillas, los guantes, igual que en todos los sitios, salvo que aquí ha habido bastantes menos casos. Yo lo he podido vivir con cierta tranquilidad porque cada vez que iba a pasear no me encontraba con grupos de personas, había mucha menos gente y si no hay mucha gente el riesgo disminuye y lo vives mejor. Yo por aquí al salir a pasear me cruzo con muy poca gente, incluso desde el principio cuando todo el mundo salía a las 8 de la tarde, aquí eso no lo hemos vivido. Además yo vivo en San Josep que es en la parte oeste de la isla y es muy distinto a vivir en Ibiza ciudad donde hay mucha más gente.
— Estás en tu zona de confort.
— Totalmente, lo he vivido con más tranquilidad, no he sentido el miedo al contagio. Cuando me vine de Eslovenia en principio pensé en irme a Murcia con mis padres, pero no había vuelo directo y tuve que pasar por cuatro aeropuertos. Mi hermano, que es médico, me dijo que era una locura que fuera a casa de mis padres, ya que mi madre está un poco frágil de los pulmones y no tenía sentido exponerla a un contagio. Lo cierto es que los primeros días lo pasé mal porque estaba solo y aunque no tenía ningún síntoma, pensaba que podía tener el virus, pero una vez que fue pasando el tiempo y vi que no había nada, pues oye, si lo he pasado lo he pasado sin síntomas, o sea que muy bien. He aprovechado para descansar y trabajar.
— Teletrabajo, supongo.
— Sí, fundamentalmente trabajo de logística y organización. Hemos trabajado para futuras escenografías, futuros decorados. Todo lo que se puede hacer por teletrabajo lo hemos avanzado, pero claro el trabajo físico con bailarines, pues no. He trabajado mucho con mi cuerpo, he hecho yoga y barra de ballet, cosa que no hago cuando estoy montando una coreografía. Mira, cuando termine el confinamiento voy a estar mucho más en forma que nunca porque en realidad me estoy entrenando mucho más que durante estos últimos años que yo iba a una clase y a los diez minutos venían a llamarme por teléfono porque había algo que hacer; ahora llevo dos meses ocupándome de mi cuerpo y me siento muy bien la verdad. En realidad esto ha sido para mí como un retiro espiritual con curso de salud incluido.
— ¡Qué bien! ¡Qué suerte!
— Sí, me ha pillado bien, pero también lo necesitaba. O sea, al haber empezado con tantos proyectos justo después de dejar la CND no hubo una parada de verdad y la necesitaba.
— A ti te ha pasado lo mismo que a la naturaleza, que le ha venido muy bien este retiro de todos nosotros para dejarla respirar tranquila.
— Pues sí, igual. Como en los ríos, en el mar…
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Curioso primer plano del bailarín |
"He escuchado en la BBC que están sorprendidos y admirados de los bien que se está haciendo el desconfinamiento en España"
— ¿Por qué crees que en España se nos ha dado tan mal la pandemia? Yo me resisto a pensar que lo hemos hecho peor.
— No lo creo. Yo, por mi trabajo, estoy en contacto con muchos países, tengo amigos en Francia, estaba en Italia cuando empezó todo y luego en Eslovenia. El hecho de ver cómo van las cosas en diferentes países, te hace darte cuenta de que al final muchos de los problemas son los mismos: la falta de mascarillas, la falta de espacios en los hospitales y tal. Se ha vivido muy parecido en todos los países. Lo que le pasó a todos los gobiernos europeos es que ninguno pensó que iba a ser algo tan importante, tan grande y no se tomaron las medidas con la debida antelación. Yo no creo que lo hayamos hecho mal, creo que hemos hecho muchas cosas tarde; en el caso de Eslovenia se cerró el país con unos 150 casos declarados. Vieron lo que estaba pasando en Italia, el país vecino, y enseguida dijeron, aquí hay que protegerse porque esto llega. Yo creo que lo que pasó en España es que se hizo un poco tarde. Y después hay otra cosa a tener en cuenta y es que nosotros somos muy familiares vivimos todos juntos unos en casa de los otros, nos estamos besando y abrazando todo el tiempo, hay un montón de mayores viviendo con los niños y además en España hay un montón de gente mayor. Todos esos factores han contribuido a que hubiera muchos contagios.
— Está claro: Spain ist different.
— Sí, en parte sí, por nuestro modo de vida. En Alemania la gente no se da tantos besos. Cuando ves a alguien lo saludas sin más; en Francia, donde la gente sí se besa cuando se saluda, el primer consejo que dieron en la televisión fue: ¨digamos simplemente hola y evitemos el contacto físico”. Y también han tenido un montón de casos. Yo escucho mucho la BBC porque estoy intentando mejorar mi inglés y dan bastantes reportajes y entrevistas sobre la actualidad del coronavirus. Hace unos días hablaban de España y se manifestaban sorprendidos y admirados de lo bien que se estaba haciendo el desconfinamiento, decían que era muy complicado con tantas comunidades autónomas y con diferentes fases en cada una pero que, a pesar de ello, se estaba haciendo muy bien. Hablaban de España como uno de los países donde los turistas ingleses podrían venir este verano. Era justo cuando en Alicante se empezaban a abrir los bares al 30 por ciento y con las mesas muy separadas. Y decían, mira todavía no se pueden hacer un montón de cosas pero han empezado a abrir bares. En resumen, lo que venían a decir es que nuestra manera de llegar a la nueva normalidad estaba muy pensada y se estaba haciendo muy bien.
— Menos mal que alguien habla bien de nosotros…
— Claro porque cuando estás aquí en España y oyes los conflictos políticos entre unos y otros, las discusiones sobre las medidas que se toman, parece que todo se hace mal. Pero yo creo que la pandemia nos ha pillado y no fuimos lo suficientemente precavidos al principio; el ser ahora un poco más precavidos no es malo, es lo que deberíamos hacer todos. A mí me pareció muy razonable que la Comunidad Valenciana en un momento determinado le dijese al gobierno que no quería pasar a la siguiente fase, porque después de todos los meses que hemos pasado, lo difícil que ha sido el estar incomunicado con tu gente, el miedo y tal, lo de ir lentos es un acierto. No quiero pensar en lo que se puede convertir la situación si hay un rebrote.
— Eso es lo que da miedo, que cuando abran las compuertas del todo nos desmadremos.
— Como españoles nos estamos desmadrando cada vez menos. El primer día que se pudo salir a la calle a pasear salimos todos, cuando se pudo correr, todos a correr y así sucesivamente, pero luego nos calmamos y lo hacemos bien. El problema es cuando nos sueltan después de tanto encierro, eso va en nuestro carácter.
— ¿Cómo va a ser la nueva normalidad en el mundo de la danza? ¿Vamos a poder ver un espectáculo de ballet como antes del Covid?
— Yo me hago la misma pregunta. Creo que para que sea igual que antes tiene que haber una vacuna o un tratamiento. Mientras estemos en esta situación no va a poder ser igual. La gente está concienciada, la mayoría lleva su mascarilla y mantiene las medidas higiénicas y de seguridad, en todas las tiendas y lugares de acceso al público hay geles para que te desinfectes las manos. Aunque el virus esté entre nosotros yo creo que nos vamos a proteger más, que va a haber menos contactos, estamos más educados en ese sentido. Hace más de 20 años, cuando yo empecé a hacer mis primeras giras a Japón con la Ópera de París, veíamos a los japoneses con las mascarillas puestas y nos preguntábamos el porqué. Ellos nos explicaron que cuando una persona tenía un catarro u otra infección se ponía la mascarilla para no contagiar a los demás. Muchas de las medidas que se están implantando ahora aquí, allí ya estaban presentes. Mis amigos de la Ópera de París estaban en febrero de gira y en Japón ya todos los japoneses iban al teatro con mascarilla; todavía no había esta alarma pero la gente ya llevaba la mascarilla. Tendremos que acostumbrarnos a ponernos la mascarilla cada vez que llegue la gripe o los resfriados o algo similar. Para ir a un teatro como lo hacíamos antes creo que falta tiempo.
— A mí no me parece mucho problema que nos obliguen a ir al teatro con mascarilla. El problema es para los bailarines.
— En el teatro, si la gente lleva mascarilla y el que está enfermo no va o va muy armado para no contagiar, no pasaría nada. Con los bailarines hay que tener un control más estricto y la vuelta a la normalidad tiene que ser poco a poco. Un bailarín no puede bailar con mascarilla. El otro día vi en OT a los concursantes bailando con mascarilla. En una emisión televisiva, vale, pero no me imagino las mascarillas en un espectáculo de ballet en el teatro, aparte de que sería una puesta en escena muy particular, no es viable. Hay que tener un control muy serio. En Viena han empezado a tomar clase de 6 en 6 y con marcas en el lugar donde se tiene que poner cada bailarín, cinco o seis metros entre uno y otro porque están en un ambiente cerrado. Entre clase y clase abren las ventanas para que se renueve el aire. Hay que ir con mucho cuidado para ver hasta dónde podemos llegar sin que vuelva a haber contagios. Es también una cuestión de responsabilidad individual y si un día te levantas y tienes cualquier síntoma lo que tienes que hacer es quedarte en casa y no ir a trabajar. La seriedad es lo principal, todos tenemos que ser muy conscientes en estos momentos de que la amenaza del rebrote está ahí.
— Sí, tienes razón. ¿Sabes si los bailarines tienen que hacerse PCRs antes de la vuelta al trabajo?
— No sé cómo es la situación aquí, en España. En Viena hacen pruebas, aquí habría que preguntarle a alguien de la CND. Lo que sé es que hacen clase 12 bailarines a la vez. Es poco pero a mí ya me parece mucho y además están haciendo ensayos y de todo desde el primer día. Tenemos que tener cuidado porque es verdad que el virus sigue entre nosotros. Además, un bailarín que ha estado sin entrenarse dos meses no puede empezar muy fuerte.
— Pero yo creo que han estado haciendo clase desde sus casas…
— Sí, por supuesto, pero no es lo mismo hacer estiramientos y una barra en tu comedor que hacer cinco horas de clase formal, donde además estás ensayando. Hay que ser prudentes e ir lentamente en cuanto a la carga de trabajo, los primeros días haces una hora de clase y te vas a tu casa, no por el coronavirus sino para evitar tendinitis y lesiones que pueden venir si el entrenamiento es demasiado fuerte. Ahora todo gira alrededor del virus, pero es que además está todo lo demás y no se puede pasar por alto.
— Hoy leía en La Voz de Galicia que en el hospital público había 25 Covis y 5000 cánceres.
— Claro, es que la gente tenía tanto miedo a ir al hospital que aunque se encontrara mal no se movía de su casa por miedo y ahora los hospitales están llenos de personas que han agravado su situación por el atasco que ha habido y por el miedo al contagio.
— Vamos a esperar que las cosas vayan mejorando poco a poco y la nueva normalidad sea lo menos novedosa posible.
— Sí, yo creo que eso es deseable y también que debemos ser todos muy serios y tener cuidado. Con el Covid hemos empezado a coger nuevos hábitos: la gente deja los zapatos en la calle y se lava las manos mucho más a menudo, nos estamos volviendo más japoneses. En Japón nadie entra en su casa ni en un restaurante con los zapatos que lleva por la calle. Son hábitos que debemos adoptar y que nos ayudarán no sólo a combatir el Covid, sino también a otros gérmenes que andan por ahí.
— ¿Realmente crees que esto nos ha hecho cambiar?
— Yo creo, espero, que sí. Hay mucha gente que ya ha cambiado aunque otra ni lo ha hecho ni lo va a hacer. Eso en algún momento va a crear conflictos. Pero yo creo que sí, que se mantendrá un cambio en ciertas costumbres. Está claro que algún momento retomaremos la normalidad de antes del Covid, pero también habrá muchas personas que andarán por casa con otros zapatos y se lavarán las manos más a menudo. Es algo que no cuesta tanto. Volveremos a besarnos y a abrazarnos porque eso no va a cambiar. Yo soy el primero que estoy deseándolo. Pero hay otro tipo de cosas que sí que debemos de tener en cuenta y es lo que vamos a hacer.
— ¿Te has encontrado ya con tus padres?
— Aunque en Baleares ya estamos en la fase 3, todavía no se puede viajar entre comunidades autónomas, a no ser por trabajo. Estoy deseando verlos.
— ¿Cómo está tu madre?
— Está bien. Se ha sentido muy sola, bueno está con mi padre, pero ella está acostumbrada a ver a mis hermanos y a los nietos. Mi hermano mellizo trabaja en un hospital y es responsable de todo un equipo y su mujer es enfermera, eso nos ha ayudado a tomar muchas precauciones en toda la familia. Mi madre lo ha sufrido pero lo ha entendido y ya ve que la cosa va mejor.