María Pagés, una de nuestras bailaoras más querida y
conocida internacionalmente, acudió al Festival de Peralada (Girona) el pasado mes de agosto para
estrenar en Cataluña la magnífica producción Yo, Carmen. Tras una larga gira por Iberoamérica, la genial
bailarina nos desvela en esta entrevista detalles de su intenso trabajo que
ayudan a conocerla un poco mejor.
Cristina Ribé
Su particular recreación del
personaje de Merimeé, la necesidad de sumergirse en el mundo íntimo y
femenino del mito, la presentación de la auténtica mujer real, vista desde
todos los ángulos, produce una curiosidad en el espectador que le hace
preguntarse sobre muchos temas relacionados con el antes y el después de una creación
tan compleja y rigurosa.
“Ella baila y, bailando mueve
todo lo que le rodea”, afirmó José Saramago refiriéndose a la bailarina
sevillana. Sus brazos infinitos y delicados dibujan con gran belleza la
cadencia de los versos. Es la poesía en movimiento. Así surgen en la mente del
público cuestiones difíciles de responder si no es preguntando directamente a
la artista.
¿Cómo consigue ser tan creativa a la hora de escoger sus vestuarios? Tanto
las telas como los diseños son tan originales y bellos…
El vestuario es inherente a la
creación; cuando imagino una escena el vestuario forma parte de ella, surge su
idea, su tonalidad, sus formas de la misma manera que surge otro elemento de la
creación, como un paso, como una idea musical o un elemento escenográfico.
Cada espectáculo es absolutamente diferente a los anteriores, ¿podría
explicarnos cómo es el proceso de creación de una nueva producción?
Es un camino largo que se inicia
desde una idea-madre, hasta darle forma real, posible. En ese camino hay una
continua investigación, un continuo descubrir, un continuo laboratorio, un
taller, sumando ingredientes, sumando personas para formar un equipo implicado
y comprometido, que debe funcionar como un engranaje donde todas las piezas
encajen armónicamente.
¿Cómo consigue que su tratamiento coreográfico resulte tan cuidado?
Con investigación, trabajo y
rigor.
Seguramente tiene ya pensado un nuevo proyecto, ¿podría anticiparnos
algo al respecto?
Ya estoy trabajando en él. Es un
proyecto con un importante contenido de compromiso social.
Qué siente en su interior al recibir el aplauso del público al final
del espectáculo?
Agradecimiento, alivio.
Desde la sala se siente y se vive la gran compenetración que existe
entre los miembros de su compañía y usted, ¿han variado mucho los elementos de
su equipo desde los inicios de la compañía hasta nuestros días?
La compañía cumple 26 años este
año. La renovación y la estabilidad son dos elementos fundamentales para el
buen funcionamiento de la misma. Ambas tienen que convivir, ambas son
necesarias.
¿Cuáles son sus principales exigencias a la hora de admitir un nuevo
miembro?
El entusiasmo, un nivel alto de querer
implicarse en el proyecto de la compañía, profesionalidad y alto nivel de
preparación técnica y artística.
Utopía (Foto: David Ruano) |
¿Participan ellos en la creación y el desarrollo de un nuevo proyecto
aportando ideas o sugerencias?
Hay un equipo creativo, artístico
y técnico. El intérprete, el bailaor o bailaora, el músico, el técnico, todos y
cada uno, es fundamental que aporten su talento y su buen hacer. Es lo que
espero de ellos.
Usted tiene un especial cariño a Cataluña, no en vano su abuela paterna
era de Lleida. Así como es compañía residente en Torrelodones, ¿cree posible serlo algún día en Cataluña? ¿Se
lo han propuesto alguna vez?
Claro que lo veo posible. Hemos
tenido la experiencia de Dunas cuyo
proceso creativo fue en colaboración con Temporada Alta en Salt , en Girona.
¿Qué tal es el público de flamenco en Cataluña?
Buen aficionado, fiel con sus
artistas.
¿Cómo reacciona ante sus espectáculos?
Siempre me sentí muy bien en
Cataluña. Seguro que es la suma de muchos elementos. Entre ellos y muy
importante, su público.
Usted ha viajado por todo el mundo y sabe perfectamente la importancia
que le dan la mayoría de gobiernos a la danza como manifestación artística y
cultural, ¿qué opina de la situación de este arte en Cataluña?
La danza no es prioridad, lo
sabemos. Pero hay espacios y proyectos maravillosos relacionados con la danza.
El otro día estuve en el Mercat de les Flors, y me pareció magnífico como
proyecto, no es habitual si lo comparamos con otros proyectos en España. Por un
momento me sentí reconfortada. Pero hace falta mucha más voluntad política para
poner la danza en su verdadero valor.
¿Considera que posee un estilo propio?
Sí. Es fundamental en todo
trabajador del arte la personalidad, sin ella, no existes.
Su forma de expresarse a través del flamenco es absolutamente original
y muy personal, ¿ha pensado alguna vez en fundar una escuela que lleve su
nombre y sirva de continuidad a su estilo?
Si, alguna vez, pero no he profundizado mucho
en la idea. Hay mucho que hacer cada día en la compañía.
Cambiando radicalmente de tema, ¿a qué le gusta dedicar su tiempo
libre?
A estar con mi marido
tranquilamente, a cuidar mis plantas.
Por último, nos encantaría compartir con usted alguna anécdota que le
haya ocurrido a lo largo de su trayectoria profesional en países tan exóticos
como Mozambique, La India o Japón.
He viajado mucho y sigo con la
maleta pegada a la mano. Mi primera gira internacional fue con 16 años a Japón
y Rusia. Tres meses viajando sin parar, conociendo y dejándome sorprender por
la vida y las personas de mundos tan diferentes a lo que yo, hasta entonces,
había vivido. Por un momento el mundo me pareció pequeño. Lo podía alcanzar.
Imagínese con esos años, cada día era una nueva aventura, un descubrimiento, ¡maravilloso!