martes, 23 de diciembre de 2025

Anna Ishii: "El verdadero amor debe liberarte"

Anna Ishii en el primer acto de Giselle (Foto: Alba Muriel)

Seis años después de su entrada en el Ballet de Barcelona, Anna Ishii se mete de nuevo en la piel de Giselle para contarnos a través de la danza cómo vive y muere una mujer fatalmente enamorada. La veremos junto a Bryan Barrios, los días 28 y 29 de Diciembre en el Teatre-Auditori Emma Vilarasau de Sant Cugat del Vallès (Barcelona).


Lola Ramírez


Dentro de unos días, el 28 y 29 de diciembre, te meterás una vez más en la piel de Giselle en el Teatre-Auditori de Sant Cugat. ¿Se puede decir que Giselle es el roll más exigente para una bailarina? 

Creo que el papel de Giselle es algo que se va construyendo a medida que lo interpretas. También es necesario estar dispuesta a abrir el corazón y realizar un trabajo de introspección. Es un ballet romántico, así que tiene una postura muy específica de este estilo. A veces es necesario adentrarse en tu lado más oscuro: la tristeza, la locura… incluso traer a la memoria alguna experiencia dolorosa para poder transmitir al público estos sentimientos. 


Supongo que de tu primera Giselle a la de ahora hay mucha diferencia entre tu forma de vivir ese papel, ¿no?

Es cierto, ahora sé cómo puedo sentir realmente la vida de este personaje. Tal vez su historia no me haya ocurrido a mí, pero al meterme en su piel puedo sentirla de verdad.


¿Cuántas veces lo has interpretado? 

He bailado este ballet completo en siete ocasiones y el pas de deux del segundo acto cuatro veces en galas. También interpreté una parte del pas de deux del segundo acto en TV3 con Pau Pujol, cuando fue artista invitado para la actuación en el Teatro Condal en junio de 2025. Se publicaron algunos artículos, y la función en L’Auditori de Cornellà en marzo 2025, donde bailé con Takahiro Nakashima, fue destacada en un artículo para la revista francesa Danser.


¿Recuerdas tu primera Giselle?

Por supuesto. Bailé con Roger Cuadrado. Nuestro estreno debía ser en octubre de 2024 en Rubí, pero tuvimos algunos problemas con las condiciones del teatro y finalmente lo hicimos sin público. Mucha gente estaba muy ilusionada y me dio pena no poder invitar a nadie en el último momento, pero aun así fue algo muy especial. Sentí el apoyo de tantas personas…Quiero dar las gracias a nuestro director artístico, Chase Johnsey, y al coreógrafo de Giselle, Leandro Pérez Sanabria; por supuesto, también a toda la compañía y a mi familia, que me apoyaron desde el principio. Incluso sin público, fue una experiencia cálida, como un sueño. La iluminación, el vestuario, la escenografía, y las personas… Algunos siguen y otros han tomado otros caminos, pero aquella función tenía que suceder exactamente con ese equipo.


Háblame de tu partenaire en esta ocasión

Esta vez bailaré con Bryan Barrios en el papel de Albrecht. Bailamos juntos por primera vez en Granollers, el 29 de noviembre. Tuvimos solo dos semanas para ensayar, pero incluso con tan poco tiempo conseguimos crear una conexión especial en el escenario. Siento que, aunque la coreografía sea la misma, dependiendo del partenaire los matices y las sensaciones cambian por completo. Bryan es un bailarín venezolano increíble, muy dramático y profundamente comprometido con el personaje; es una persona muy abierta de corazón, lo que hace que trabajar con él sea aún más inspirador. Puedo asegurarte que el público disfrutará muchísimo viéndolo bailar.

Bryan Barrios, en el papel de Albrecht



¿Te imaginas en la vida real enamorada de un hombre como Albrecht? Guapo, noble (por lo de príncipe) pero también un poco “perla”?

Obviamente que no. Yo soy muy honesta y cuando doy amor, doy el cien por cien. Sé reconocer cuando alguien miente, incluso sin decirlo, pero cuando una persona está enamorada, puede volverse ciega. Aún así, yo no me sentiría cómoda y no quiero engañarme a mí misma pensando que todo está bien.


Piensas que en el siglo XXI todavía hay quien muere por amor?

Sí, pero creo que más que nada de manera psicológica. Aprender a respetarse a uno mismo y a los demás, es muy importante. Yo todavía estoy trabajando en lograr eso también. El verdadero amor debe liberarte, abrirte, hacerte sentir apoyado y permitir avanzar juntos incluso en los momentos difíciles. 


En Abril de 2020, en pleno encierro por el Covid todos soñábamos con que la pesadilla terminara y, concretamente tú con un viaje a Japón para visitar a tu familia. ¿Cómo fue? ¿Se hizo realidad el sueño?

¡Sí! No pude ir a Japón durante tres años. Fue difícil, aunque ya había vivido separada de mi familia varias veces. Los extrañaba muchísimo y me sentía triste, aunque tenía personas aquí que me ayudaban a seguir adelante. Además, me preocupaba mucho por su salud, especialmente durante ese período. Fue una gran alegría volver a ver a mi familia en Japón. Cuando me reencontré con ellos después de tanto tiempo, me di cuenta de que había olvidado como se siente el estar en casa. Dediqué todo mi tiempo a estar con ellos, más que a trabajar. También me sorprendió cuánto había avanzado Japón en la ciudad, la tecnología y todos los avances que vamos viviendo cada día casi sin darnos cuenta. En ese momento de alguna manera me sentí extrajera.


Además de lo que implica físicamente tu actividad como bailarina, ¿haces algún tipo de ejercicio para mantenerte bien física y mentalmente?

Hago yoga y desde que practico esta disciplina siento que entiendo mucho mejor mi cuerpo y mi mente. Especialmente porque el ballet es muy exigente y fácilmente nos estresamos. Aprender un poco sobre el sistema nervioso es muy beneficioso para tu vida diaria tanto a nivel personal como profesional. El hacer otras actividades me lleva a rendir mejor en el ballet. El ballet es un arte, y es importante hacer cosas al margen de él ya que eso termina ayudando a la expresión artística. Es algo que me complace mucho y por eso quiero seguir aprendiendo cosas nuevas.

Con el cuero de baile del Barcelona Ballet /Foto: A.M.



Hace más o menos (corrígeme si me equivoco) 5 años te estrenaste como coreógrafa con Pedo y el Lobo. Háblame de esta otra faceta tuya. ¿Has hecho alguna otra coreografía?

Ahora mismo no estoy haciendo coreografía porque estoy más enfocada en bailar como bailarina principal. Pero hice Ugly Duckling para el Festival de Peralada, dentro de la producción del Ballet de Barcelona llamada Perspective. Esta producción trata sobre la vida de Chase Johnsey y fue creada por varios coreógrafos; yo participé en una parte. Mi parte trataba sobre los cisnes que van a salvarlo. Fue muy hermoso, porque en el escenario él se pone las zapatillas de punta, se une al cisne y baila libremente rodeado por los demás cisnes. Quise mostrar que estamos ahí los unos para los otros.


Hablemos de la danza clásica en España. ¿Crees que avanza o sigue siendo la gran olvidada de las artes escénicas?

Un poquito sí. Veo a muchos grandes bailarines españoles de ballet clásico por todo el mundo; la gente suele irse fuera de España porque aquí no hay muchas oportunidades de trabajo como bailarín de ballet clásico. Me recuerda un poco a Japón. Allí solo hay una compañía nacional de ballet. También existen otras como Tokyo Ballet, K-Ballet, etc., todas son compañías maravillosas, pero los bailarines tienden a ir al extranjero por la situación económica. Sin embargo, veo que en Barcelona hay muchas actividades culturales, así que espero que se considere al ballet clásico como parte de la cultura y que haya más lugares para que los bailarines españoles puedan quedarse en casa y bailar.


A una bailarina como tu, que ya ha protagonizado muchos de los grandes roles de la danza, ¿qué le queda por hacer? ¿Con qué personaje, que todavía no has interpretado, sueñas en estos momentos?

Todavía tengo muchas cosas que me gustaría bailar. He interpretado muchos grandes pas de deux, por ejemplo El Cascanueces, Don Quijote, Le Corsaire, Diana y Acteón, La llama de París, Coppélia, El lago de los cisnes y más. Ahora quiero bailar Romeo y Julieta. Es una historia de amor, pero sin un final feliz. Me encanta el ballet narrativo; no se trata solo de técnica, sino de vivir la vida del personaje. Siempre pensé que quería los papeles técnicamente desafiantes, como Don Quijote o El lago de los cisnes, y todavía los deseo; pero después de bailar Giselle y la Clara de El Cascanueces, me di cuenta de que también quiero los papeles que son emocionalmente desafiantes. Son muy liberadores y terapéuticos, y ayudan a crecer como persona en la vida diaria. Entender la emoción del papel y vivirla es algo muy hermoso. Por otra parte, me apetece desafiarme técnicamente. En este sentido, los ballets de Balanchine son un gran reto. Tienen técnicas diferentes a las que estudié con el método Vaganova: hacer lo mismo pero con otro enfoque, otra forma de usar el cuerpo, otra musicalidad. Sería un gran desafío para mí; ahora ya no tengo miedo a fallar… o tal vez ni siquiera falle, ¡uno nunca sabe!