África Sobrino, Carlos Pinillos y Julia Roca, bailarines de la Companhia Nacional de Bailado de Lisboa |
Han nacido en España, son bailarines y han tenido que dejar su tierra para trabajar en lo que les gusta. África Sobrino, Carlos Pinillos y Julia Roca, disfrutan del éxito con pasión en la Companhia Nacional de Bailado de Lisboa.
Lola Ramírez
Viernes, 28
de febrero de 2014. Todavía no se ha escapado del todo la luz del día cuando llegamos al
Teatro Camoes, de Lisboa (Portugal). Situada en el Parque de las Naciones y a
orillas del río Tajo, la Companhia Nacional de Bailado (CNB), tiene como sede el
moderno y luminoso edificio del Teatro Camoes, en donde el día anterior tuvo lugar el
estreno absoluto de Orfeo y Eurídice.
En el escenario, los integrantes de la compañía escuchan atentos las
últimas correcciones del repetidor que, como suele suceder en la mayoría de las
compañías internacionales, se dirige a los bailarines en inglés.
Carlos Pinillos en el momento de la entrevista (Foto: F. Liz) |
Carlos
Pinillos, bailarín principal de la compañía, es todo un veterano en la CNB. Este
madrileño de 36 años, ha entregado ya parte de su corazón a la capital lisboeta, en donde vive, trabaja y ama desde hace trece años. Casado con la bailarina
Filipa de Castro, primera bailarina de la CNB y padre de dos niños que ya
apuntan cualidades para la profesión de sus padres, Pinillos interpreta junto a
su mujer el rol protagonista de Orfeo y Eurídice. “Podría llamarse El lamento
de Orfeo”, me dice cuando le pido que me hable de la obra. “Gira
mucho en torno a Orfeo; el personaje pasa de la pérdida al lamento, del lamento
a la rabia y a la incomprensión, de repente a la esquizofrenia y de repente a
la soledad”, afirma.
Orfeo y
Eurídice es el quinto trabajo que la coreógrafa lusa Olga Roriz aporta a
la CNB. En este caso, se trata de un estreno absoluto con motivo del trescientos
aniversario del compositor Christoph Willibald Gluck, el creador de la
magistral partitura de Orfeo y Eurídice. Pinillos no trata de ocultar la
admiración que siente por Roriz: “Olga Roriz es una contadora de historias,
tanto es así que en una hora es capaz de plasmar una historia tan universal
como la de Orfeo y Eurídice. Lo hace de tal manera que da lugar a que el público haga su
propia interpretación de lo que está viendo”. Para Carlos Pinillos este ballet “es
de las cosas más interesantes que he hecho hasta ahora”.
Lo cierto
es que no ha parado de hacer cosas, sobre todo en el mundo de la danza, al que
llegó cuando tenía 7 años recién cumplidos. Su maestro fue Víctor Ullate. Entró
en su compañía a los 17 y allí estuvo hasta los 22 años, compartiendo éxitos
con otros talentos de la danza como Tamara Rojo, Jesús Pastor, Joaquín de Luz y
Ángel Corella, que al igual que él salieron de la cantera Ullate y se vieron obligados a buscar el éxito fuera de sus países. Carlos no se considera una persona ambiciosa. Está en la danza porque es lo que le gusta, porque disfruta en el escenario y porque, cuando siendo todavía muy jovencito se tomó un año sabático para hacer cosas que nada tenían que ver con el arte de la danza, se dio cuenta de que si se había pasado la infancia y la adolescencia sometido a un nivel de exigencia tan duro como el que exige la disciplina del ballet, era ni más ni menos porque le gustaba lo que hacía. Por eso también eligió la CNB y Lisboa para continuar su profesión. Después de Ullate le salieron varios contratos, uno en Viana, otro el English National y el de la CNB. "Y elegí éste porque a mí me atrae mucho más el lado de la vida que aquello que puedas hacer en ella. El escenario y el sitio donde estás para mí tiene mucho peso. Yo necesitaba un lugar con un buen repertorio". Y lo encontró. En la Compañía Nacional de Ballet, Carlos Pinillos puede interpretar algo tan clásico como el Lago de los cisnes o tan contemporáneo como Orfeo y Eurídice. "Y eso me encanta".
A África Sobrino (Ciudad Real, 1984) también le
encanta vivir en Lisboa y ser bailarina de la Companhia Nacional de Bailado en la
capital portuguesa. Hace ya siete años que forma parte del cuerpo de baile de
la CNB, aunque en algunas ocasiones ha hecho papeles de solista, como Mirtha en
Giselle o Elegía en Serenade. África estaba en el Ballet de María Giménez
cuando unos amigos decidieron ir a Lisboa a audicionar. “Sentí curiosidad y
dije, va, me voy con vosotros”. Dicho y hecho. Deprisa y corriendo, lo montó
todo a última hora, mandó los papeles para hacer la audición y se embarcó con
sus amigos rumbo a la capital lusa. “Me ofrecieron un contrato y aquí estoy”.
En Septiembre cumplirá ocho años como bailarina de la CNB. “Me encuentro bien
aquí, cada vez mejor. Al principio echaba mucho de menos la familia, ahora
siento que estoy cada vez más en mi casa. Cada día que pasa me siento mejor”.
En Orfeo y Eurídice, África hace el rol de bacante, “que son las que al final
devoran a Orfeo y lo matan. También he ensayado el papel de Eurídice. Somos
tres grupos y de momento no ha habido tiempo para preparar los tres cast y
ponerlos en el escenario”.
África Sobrino (Foto: F. Liz) |
De igual forma que a Pinillos, a África le gusta
la versatilidad de la CNB, en donde puede interpretar tanto roles clásicos como
contemporáneos. “Como solista he hecho Mirta (Giselle) , Elegía, en Serenade,
una de las hadas del prólogo de Bella Durmiente, el hada madrina y la
estación del invierno en Cenicienta y, en Lago de los
cisnes, los Cisnes Grandes”. Pero, donde África disfruta de verdad es en el
ballet contemporáneo: “Mucho más, porque el clásico es aquella frustración de la perfección del pie, la postura de la pierna, nada está bien, mientras que el contemporáneo es un poco más
libre, te deja ser más tú, no es aquel cliché y aquella imagen que tienes que
cumplir con rigidez”.
Volver a España siempre está en un rincón del
corazón, luchando codo a codo con la satisfacción que le produce poder ejercer su
profesión, algo que en su tierra lo tiene complicado: “Me gustaría poder
disfrutar del ambiente español, el estar en la calle, pero no por el trabajo
sino por lo que hay después. Aquí la vida es más europea, no se sale tanto como
en España”. En Lisboa lo que tiene asegurado es el puesto de trabajo. “Ahora
vamos a empezar a ensayar Anne Teresa De Keersmaeker, con música de Mozart, que
también es contemporáneo. Esta semana empezarán a montar el ballet y,
paralelamente estamos preparando Lago de los Cisnes. Lo hicimos la temporada
pasada y lo vamos a repetir otra vez. Yo hago Cisnes Grandes y cuerpo de baile".
Julia Roca (Foto: F. Liz) |
Julia Roca (Barcelona, 1993). Tiene el corazón
dividido entre el amor a su tierra, Cataluña, y su vocación por la danza. Es
consciente de que maridar estos dos amores supondría materializar “un sueño,
pero bueno, aquí me va bien porque aprendo otras cosas y, además, estar en
otro país te enriquece”.
Julia se formó como bailarina en el Instituto
del Teatro de Barcelona. “Acabé los estudios en el CDC con Roser Muñoz y Joan
Boix. Mi primera compañía fue el Corella Ballet, donde hice Lago de los Cisnes.
Después hice una audición en Amsterdam y me contrataron para venir aquí.” Éste
es su segundo año en la Compañía Nacional de Ballet, a la que ella define como “un
valor seguro”. Al igual que muchas otras bailarinas y jóvenes de diversas
profesiones se ha visto obligada a dejar su tierra para hacer carrera en el
extranjero: “Bailar en España es un poco difícil. Si no estás en la Compañía
Nacional, las pequeñas compañías que hay o te pagan muy mal o están a punto de
cerrar o no son lo que busco”. El pan nuestro de cada día; o trabajas fuera o
no trabajas. Julia no está en la producción de Orfeo y Eurídice por culpa de
una lesión de cadera. “Es una lesión que tengo ya desde hace seis meses. Las
lesiones de cadera tienen una recuperación muy lenta, pero bueno, ahora estoy
mejorando y ya he empezado a ensayar Lago de los cisnes, en donde es posible
que tenga algún papel de solista. Me hace mucha ilusión”.