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domingo, 19 de enero de 2014

Entrevista a Nina Ananiashvili

Bonito primer plano de Nina Ananaishvili

Como bailarina, Nina Ananiashvili posee una de las más admirables carreras con las que cualquier artista pueda soñar. Un amplio repertorio en las más reconocidas compañías del mundo, incluyendo Balanchine con el New York City Ballet, Ashton y MacMillan con el Royal Ballet, Bournonville con el Royal Danish Ballet, además de los años como principal en el Bolshoi y en el American Ballet Theater. Reclamada por el presidente de su país para devolver el esplendor que en el pasado tuvo allí el ballet, actualmente dirige la compañía nacional de Georgia, con sede en el magnífico teatro de la capital, Tiblisi. 

Carolina Masjuan

Tuvimos la oportunidad de entrevistarla con ocasión de la presentación de la Compañía en el Centre Cultural de Terrassa, tal y como informamos en Ballet y más, en este enlace

Antes que nada, muchas gracias por su tiempo Nina, estamos realmente encantados de su visita y de la oportunidad de conocer su compañía y además poder verla bailar a usted. Creo que empezó como patinadora, llegando a ser la campeona junior de Georgia pero a los diez años decidió convertirse en bailarina.

¿Por qué ese cambio del patinaje al ballet? 

Como Odile con Ángel Corella como Siegfried en el
Lago de los Cisnes en el MET
Foto: Erin Baiano
En realidad yo era muy feliz patinando y había tenido mucho éxito en los campeonatos junior de Georgia, pero mi entrenadora montó para mi La Muerte del Cisne con música de Saint Saëns y aquello cambió mi vida. Mi madre me confeccionó un precioso tutú con plumas reales y me encantó. Entonces ella me animó a probar en el ballet diciéndome que podría ser quien quisiera, aoptar muchas personalidades distintas, una princesa, una heroína y llevar bonitos vestidos y tutús, así que con diez años dejé el patinaje por el ballet. 

¿Qué significa el ballet para Usted? 

El ballet lo es todo para mi. Soy completamente feliz haciendo lo que me gusta. Me he pasado más de treinta años bailando y viajando por todo el mundo encontrando gente maravillosa... ¡el ballet es mi vida!

Russia tiene unos fantásticos bailarines así como maravillosas compañías y teatros pero también hay una parte oscura que implica grandes dosis de celos, envidia, afán de poder... más que en cualquier otro sitio, ¿cual cree que pueda ser la razón?

Es verdad que Rusia es un país increíble para el ballet, me siento muy feliz de haber podido ir allí a empezar mi carrera profesional y aprender con unos maestros y repetidores tan buenos, como Natalia Zolotova con la que estado trabajando veintitrés años y que me enseñó muchas cosas que ahora yo misma estoy transmitiendo a mis estudiantes. En cuanto a las historias de celos e intrigas, creo que todo teatro tiene las suyas, es algo normal en el mundo del arte y del ballet. No sé qué es lo que está pasando en el Bolshoi, quizás sea debido a que Rusia está cambiando mucho, hay más libertad, se ha pasado de un sistema muy controlador como era el comunista a otro mucho más libre y hay gente que cree que puede hacer lo que quiera. No entiendo la razón, pero al mismo tiempo creo que antes la disciplina y el control era muy fuertes y este tipo de cosas que están pasando ahora eran impensables...

¿Había bailado antes en España? 

Nina Ananaishvili en Les Sylphides (o Chopiniana).
Sí, sí que bailé, aunque no mucho. Lo hice en alguna Gala con Alexei Fadeyechev, se trataba de galas internacionales en las que también actuaban bailarines de la ópera de París y de otras compañías. Creo que si no vinimos más a menudo fue porque España no tiene realmente una compañía nacional de ballet, en cambio en Italia, Francia, USA, nos invitaban y actuábamos mucho más allí. Es una pena, porque este país es muy hermoso y España es muy conocida y tiene unas maravillosas danzas que estudiábamos y bailábamos en la escuela, además de que hay mucho talento para el baile y debería tener una buena compañía de ballet.

Tendremos la gran suerte de verla en escena y nos consideramos muy afortunados ¡muchas gracias por este regalo! ¿Echa mucho de menos bailar? ¿Lo hace muy a menudo? 

¡Muchas gracias! Estoy realmente encantada de estar de nuevo en España después de tanto tiempo, aunque baile sólo una pequeña pieza, pero se trata de La Muerte del Cisne una de mis favoritas desde que tenía diez años. Me siento muy feliz de bailar para el público español otra vez y espero que no sea la última. Por ahora no echo de menos el escenario porque aún bailo mucho, no sólo en Georgia si no por todo el mundo, pero lo que sí echo de menos es Nueva York y mi público del MET. Ahora solo voy a América dos o tres veces al año, así que eso sí lo echo de menos, bailar para ellos.

¿Cuál era el repertorio de la compañía cuando Usted se hizo cargo de ella? ¿Hizo muchos cambios? 

Nina despide emocionada a Ángel Corella tras entregarle
él un ramo en Terrassa por su actuación en La Muerte del Cisne.
Foto: Josep Guindo
Volví a Georgia en 2004 invitada por el Presidente de Georgia. El país estaba realmente mal, la gente no tenia empleo ni cobraba ningún salario, no tenían luz ni calefacción, era una situación muy difícil debido a la gran crisis económica, parece que ahora se está olvidando pero era una época realmente oscura, dentro y fuera... Así que encontré un repertorio muy pobre, con escenografía y vestuario en muy mal estado, porque se habían enfrentado a más de veinte años con problemas constantes por todos lados, pero gracias al apoyo del gobierno y a la gente que había continuado trabajando en el teatro y que nunca dejó de hacerlo, pudimos empezar a actuar. Empecé por cambiarlo todo, invité a ex colegas del Bolshoi y del Mariinsky quienes estuvieron encantados de apoyarnos. Bailaron con nosotros en Tiblisi en numerosas ocasiones, contribuyendo a reconquistar la reputación de la compañía. También ayudaron a que los bailarines mejoraran artísticamente y junto con bailarines de otras compañía y antiguos maestros y personas relacionadas con la danza del propio ballet en Georgia, conseguimos ir mejorando y aumentar nuestra calidad como Compañía. Todos trabajamos realmente duro y creo que hicimos un gran trabajo, ya que en tres años conseguimos poner en escena producciones totalmente nuevas. Nuevos ballets, repertorio clásico, programas Balanchine y ahora, cuando es mi décimo año al frente del Ballet de Georgia, tenemos cincuenta y cuatro producciones, una de ellas totalmente creada y puesta en escena en Georgia, así que me siento orgullosa de lo que hemos conseguido todos juntos, mi gente, mis bailarines y el equipo administrativo de aquí, de Tiblisi. 

¿Hacen muchas giras? 

Hemos hecho varias giras en Estados Unidos recibiendo muy buenas críticas, también hemos actuado en el Festival de Charleston, en Japón hemos estado tres o cuatro veces, también por Europa, aunque no España hasta ahora... Pero ya sabe, son tiempos difíciles debido a los problemas económicos por todo el mundo. Traer a una compañía es muy caro, pero estoy muy agradecida a la gente que hace posible las giras porque esto es sumamente importante para la cultura y para las nuevas generaciones. Que los niños y jóvenes crezcan teniendo acceso y conociendo otras culturas, compartiendo otras formas de arte, saber qué se hace en otros países, les hace crecer como personas. No sólo hay que pensar en términos económicos, si no también en términos de formación artística y cultural. Admiro a la gente que lo hace posible. 

¿Cuales son sus recuerdos de sus 16 años en el ABT?
 

Nina en su despedida del ABT en el MET, con Kevin McKenzie
y sus compañeros durante esos dieciséis años.
Foto: Erin Baiano
¡Me sentí tan feliz al conocer a Kevin McKenzie que había venido directamente a Londres mientras yo estaba bailando allí para invitarme a unirme al ABT! Estaba contactando con artistas ya que él acababa de ser nombrado director del ABT. Me fui a New York y me estrené con Swan Lake con Julio Boca y después de dieciséis años, hice mi despedida también con Swan Lake, esta vez con Ángel Corella. Tengo muchos recuerdos  de esos dieciséis años porque bailé muchos ballets con maravillosos partenaires, gente fantástica con la que trabajé mucho y que nunca olvidaré. Aunque era muy difícil bailar en los Estados Unidos, también era muy feliz al hacerlo en Nueva York porque ese público te provoca unos sentimientos que no puedes explicar, solo puedo decir que es increíble, muy emotivo, muy cariñoso. Es alucinante cómo repiten y repiten un mismo ballet en la misma temporada y año tras año, cómo se esperan después de la función durante más de dos horas, solo para agradecerte tu actuación, decirte cómo les has gustado, expresar sus emociones o pedirte un autógrafo... nunca jamás he encontrado un público igual, excepto tal vez en Japón, así que Nueva York es especial por todo eso y por, como he dicho, los fantásticos ballets que bailé allí.

¿Y acerca de nuestro admirado bailarín Ángel Corella? 

Sólo puedo decir cosas buenas de Ángel Corella. Hemos bailado muchas veces juntos, Mozartianna, Snow Maiden, Swan Lake y muchos otros ballets. ¡Es un bailarín maravilloso! Cuando le ví por primera vez quedé en estado de shock a causa de su increíble expresión en el escenario, su personalidad, su felicidad y alegría al encontrarse en escena, que resultaban tan evidentes y además ¡técnicamente tan fuerte! Me sentí tan feliz al verle crecer, mejorar y madurar como artista, volviéndose más lírico. Fue muy bonito seguir su maravillosa carrera  en el ABT. 

Su despedida en el MET fue muy emotiva pero a la vez sorprendente, ¿Habían planeado ese instante inusual con Ángel y Marcelo? 

Nina con su hija en los saludos tras su despedida del ABT.
Foto: Erin Baiano
Había hecho una última temporada maravillosa cuando decidí despedirme del ABT. Tenía mucho trabajo en Georgia y además mi hija estaba creciendo y me necesitaba a su lado. Decidí irme con Swan Lake porque me estrené con Swan Lake y tuve esos maravillosos partenaires Ángel Corella y  Marcello Gomes y en el último minuto decidí que tenía que hacer algo especial, aunque no sabía exactamente qué, pero de pronto se lo expliqué a los chicos y les pedí que no se lo dijeran a nadie, que tenía que ser una sorpresa, ni siquiera Kevin McKenzie lo sabía y cuando lo hicimos fue fantástico, muy emocionante. Nos sentimos como chiquillos y el público lo disfrutó muchísimo. Se trata de una función que no olvidaré jamás, fueron tantas cosas para recordar... el director de orquesta Ormsby Wilkins me regaló su batuta, luego Ángel me abrazó, los bailarines del cuerpo de baile aparecieron es escena regalándome flores, luego los principales, los maestros y todo el mundo estuvo allí y fue un día increíble. Casi no podía aguantarme las lágrimas, pero pensé, no llores, no dejas de bailar y ¿quien sabe?, tal vez,en alguna otra ocasión aún puedas volver a bailar en el  MET antes de que lo dejes, no sé, sólo puedo decir que fue algo muy profundo y maravilloso...

¿Está al corriente de la hazaña de Ángel al intentar establecer una compañía de ballet clásico en España y del poco apoyo que tiene, no del público, si no de los políticos? 

¡Me sentí tan feliz cuando Angel me contó que creaba una compañía de ballet en su país! porque conozco muchos grandes bailarines españoles lo cual significa que hay mucho talento y buenas escuelas. Estoy un poco triste porque tendría que haber una buena compañía de ballet en España para todos ellos y, claro, un apoyo económico es imprescindible, porque sin él es imposible crear una compañía. Confío en que el gobierno o mediante aportes privados, se le ayude porque un gran nombre como el suyo puede aportar mucho y ya ha demostrado que el éxito del proyecto estaría asegurado. Es que resulta realmente difícil crear y dirigir una compañía, no es nada fácil. Aunque cuando se vea bailar a un bailarín clásico no se perciba el esfuerzo, no es así para nada. Hacer buenas actuaciones y organizar y dirigir una compañía, requiere grandes dosis de esfuerzo y mucho talento. Así que todo mi apoyo y buenos deseos a esta gente que ama el ballet y que lucha por él y espero que este maravilloso teatro que tienen ustedes en Barcelona esté muy pronto lleno de hermosos bailarines dirigidos por este artista excepcional que es Ángel Corella.

¿Cómo ve el futuro del ballet y la danza? 

Nina Ananiashvili en Bizet Variations
de Alexei Ratmansky.
¡La historia del ballet es tan antigua! Compañías como por ejemplo el Bolshoi o el Royal Danish Ballet, que cuentan ya con más de doscientos cincuenta años de existencia, significa que la gente está interesada en el ballet, si no fuera así ya habrían desaparecido. Ahora mismo la calidad del ballet es altísima en todo el mundo, hay muy buenos bailarines que salen de escuelas privadas, lo cual antes era imposible, así que técnicamente el nivel es mucho más alto que antes. Antiguamente sólo existían los grandes teatros en Rusia, Paris, Londres o Nueva York, ahora casi cada ciudad importante, tiene su propia compañía o escuela lo cual significa que hay un interés y que a la gente le gusta. También han proliferado pequeñas compañías de danza moderna, así que pienso que existe un gran futuro para el ballet y la danza en general. 

Además, también en el arte dramático, he observado en estos últimos años que hay una gran influencia de la danza en él. Muchos directores dramáticos cuando ponen en escena nuevas obras, usan más y más bailarines o actores bailando. Las distintas manifestaciones artísticas  están cada vez más cerca unas de otras. Los actores aprenden como moverse en escena, así que creo que hay un gran futuro para el ballet pero hay que velar por la calidad, no todo vale, ni mucho menos. 

Ahora, con internet, la gente tiene acceso a mucha información, youtube permite ver muchas cosas, lo cual hasta cierto punto ayuda pero al mismo tiempo también destruye el arte porque la gente puede estar menos predispuesta a acudir al teatro a ver un ballet y lo que puedo afirmar rotundamente es que nada, nada, puede sustituir la experiencia de una función en directo. La magia que se desprende de ello y la comunión del público con los artistas, que de algún modo participa conjuntamente en la creación del espectáculo, los sentimientos que se experimentan, las emociones que se viven... es algo que nunca se repite otra vez,. Ese momento compartido con los artistas es único, especialmente en ballet, porque un espectáculo de danza lo tiene todo, es  visual, musical y aporta belleza en escena, esto es por lo que creo que es realmente una manifestación artística única. 

¿Cuales son sus planes para el futuro? 

El Ballet Estatal de Georgia que dirige Nina Ananaishvili
en Serenade durante su actuación en Terrassa.
Foto: Josep Guindo
Estamos esperando al nuevo año para instalarnos en el teatro de la ópera que está siendo restaurado y es muy bonito. Abriremos la temporada, así que tenemos que trabajar muchísimo porque tenemos que traer todo nuestro repertorio y poner en escena  muchas producciones. Estoy segura de que el ballet volverá a ser muy popular en Georgia, como lo fue en la época de Vakhtang Chabukiani cuando este gran bailarín nacido en Georgia en 1910, fundó la compañía en los años sesenta.

Nina se despìdió de Terrassa saludando junto a su compañía con una bandera de Georgia, agradecida a un país que pese a estar en una situación económica de gran penuria, supo entender cuanto aportaría traer de vuelta a su gran estrella del ballet, para aumentar el nivel cultural de la población y alimentar su alma. La gente, en cualquier circunstancia, tiene que poder soñar y enriquecerse espiritualmente, sin olvidar el retorno económico para el país por la atracción que supone visitar una ciudad y poder acudir a su teatro y disfrutar de su compañía de danza, sobretodo cuando es dirigida por alguien mundialmente conocido. Gracias Nina, ojalá cunda el ejemplo de Tiblisi en Barcelona.



Nina, saludando con toda la compañía tras la función,
enarbolando la bandera de su país, Georgia. Foto: Josep Guindo