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| En su casa de Dresde mantiene su rutina de trabajo |
Lleva quince años en el Semperoper Ballet de Dresde (Alemania), en donde ahora es primer bailarín. Se encuentra confinado en casa, como muchos otros profesionales del sector, pero se siente muy afortunado: “Tabajo en una compañía estatal y sigo percibiendo el cien por cien de mi salario”.
Lola Ramírez
Se puede decir que Jon Vallejo fue un bailarín precoz: A los 3 años empezó a dar sus primeros pasos en la danza y a los 19 ya había pasado por dos compañías, la de Carmen Roche y la CND2 de Nacho Duato. En esta última recibió la oferta a Aaron Watkin, director artístico del Semperoper Ballet, para bailar en la compañía de la hermosa capital de Sajonia. A pesar de su corta edad y de que no tenía ni idea de alemán, “solo hablaba el inglés que había aprendido en el colegio”, no se lo pensó dos veces. Hizo la maleta y voló a Dresde. “Fue una bomba. Watkin prescindió de muchos de los bailarines de la compañía y contrató a 35 nuevos, cada uno de su padre y de su madre. Había primeros bailarines de Hamburgo, del Marinsky, australianos, coreanos, japoneses y de todos lados. Pero se formó una piña fantástica”.
Conocí a Jon Vallejo el año pasado cuando él, convertido ya en primer bailarín de la compañía, estaba preparando su primer Albretch para bailarlo con una partenaire de lujo, María Kochetkova, una de las bailarinas más internacionales del mundo. Una Giselle entre neoclásica y contemporánea creada en exclusiva para el Semper por el coreógrafo David Dawson. Por aquellos días Vallejo estaba muy ilusionado por ambas cosas, por bailar con la Kochetkova y por interpretar al protagonista masculino de la obra maestra de la danza del romanticismo. Hoy, como muchos de sus compañeros bailarines, está enclaustrado en su casa, tratando de que la vida continúe mientras el coronavirus acecha a toda la población mundial.
- ¿Cómo lo llevas?
- Afortunadamente estoy bien. Vivo día a día. En esta situación extraordinaria, con tanta incertidumbre, entiendo que ir aceptando tantos cambios físicos y emocionales es posible viviendo cada día con energía renovada. Buscar pequeñas metas y motivaciones.
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| Ensayando Giselle con María Kochetkova (Foto: Ian Wahlen) |
- ¿Estás solo o acompañado?
- Acompañado de mi mujer, menos mal. En compañía es todo mucho más llevadero.
- Con respecto a tu trabajo, ¿sigues manteniendo algún tipo de actividad?
- Mantengo una rutina de trabajo como si tuviera que bailar mañana. Encontrar una rutina es fundamental. Me he aventurado en un proyecto con unos amigos, con los cuales he creado y desarrollado una plataforma publica http://www.danzoom.net/ donde ofrecemos múltiples clases online: ballet, pilates, yoga... No paro de trabajar desarrollando y llevando hacia adelante este excitante proyecto.
- ¿Qué obra estabais preparando en la compañía cuando se proclamó el estado de alarma?
- Estábamos a punto de bailar un programa con piezas de Balanchine, Graham y Ohad Naharin entre otros y preparando Carmen, de Johan Inger. Como he dicho, ahora toca vivir el día a día. Después veremos cuándo podemos volver.
- Laboralmente, ¿en qué situación estás: Baja, despido, ERTE?
- Soy muy afortunado. Trabajo para una compañía estatal y sigo recibiendo el 100% de mi salario.
- Al margen de la cuestión profesional, ¿en qué ocupas todo el día?
- Se me pasa el día trabajando en Danzoom.
- Además de las cifras de enfermos y muertes, ¿Qué es para ti lo peor de esta situación? ¿Y lo mejor? ¿Te está haciendo esta experiencia descubrir algo acerca de ti mismo?
- Somos muy vulnerables. Un virus ha sido capaz de poner el mundo patas arriba. Sin duda muchas cosas cambiarán y si somos inteligentes podemos sacar muchas cosas positivas, como individuos y como sociedad. Lo peor sin duda es la gente que está enferma y pasándolo mal.
- ¿Qué harás el primer día que puedas salir libremente a la calle?
- Abrazar a gente a la que no puedo ver y echo de menos.
- Con la relación tan física y tan estrecha que hay en la danza, ¿te preocupa la vuelta al trabajo? ¿Tienes miedo al contagio?
- No especialmente. Cierto es que tenemos un riesgo añadido pero tener miedo no cambia nada. Hay que tener precaución.
Nació el 20 de octubre de 1985 en San Sebastián. Inició sus estudios de danza a la temprana edad de tres años en la escuela de danza Thalía bajo la dirección de Mentxu Medel. Completa su formación en la Escuela de Danza Carmen Roche en Madrid. Pasa a formar parte de la compañía Ballet de Carmen Roche y más adelante ingresa en la CND2 bajo la dirección de Nacho Duato. Finalmente, en 2006 pasa a formar parte del Dresden Semperoper Ballet, donde ha alcanzado el título de Primer Bailarín.