Lucía Lacarra y Marlon Dimo en La Dama de las Camelias. Foto: Pep Aguadé. |
La estancia de Lucía Lacarra
en Reus nos brindó la oportunidad de charlar brevemente con ella.
Lucía lleva una vida ajetreadísima desde que dejó el Ballet de la
Ópera de Munich y aún más desde que es madre, ya que su escaso
tiempo libre lo dedica a su preciosa hija Laia.
Esa misma semana, antes de Reus
bailó en Roma, luego en Riga y tras bailar en Reus el sábado, cogía
un avión a primera hora del
domingo para pasar un breve tiempo en Zumaia y el martes por la tarde
regresar a Dortmund.
Carolina Masjuan
Por suerte los balletómanos
catalanes hemos podido disfrutar a menudo de Lucía en nuestros
escenarios, con Roland Petit en Coppélia en el Teatre Victoria,
justo después de que el Liceu se quemara; como Odette/Odile del Lago
de los Cisnes ya en el Liceu re-estrenado con el Ballet de San
Francisco con el que también bailó In the Night de Jerome Robbins
en el programa mixto. De nuevo con Roland Petit, esta vez en
Peralada, con el programa Duke Ellington, más sus intervenciones
como invitada con el Ballet de Ángel Corella también en Peralada
donde la entrevistamos largamente y cuando nos confesó su deseo de
ser madre (entrevista completa aquí), o en la Gala de IBStage en Terrassa,
cuando ya bailó embarazada de catorce semanas, aunque sólo Carlos
López, compañero en la época de Ullate y professor en IBStage,
estaba al corriente de su estado. Además de nuestras visitas a
Munich para verla en todo su esplendor con su compañía en un
Corsario bajo la dirección de su estimado director Ivan Liska.
Lucía y Marlon en Spiral Pass. Foto: Pep Aguadé |
- ¿Fue el hecho de que Ivan
Liska dejara la dirección del Ballet de Munich lo que motivó
vuestro cambio o era algo que ya teníais
en mente?
Si Ivan hubiera continuado, nosotros también. Con
Ivan teníamos muy buena relación, había una confianza profesional
enorme. Al final de cada temporada ya sabíamos de qué días ibámos
a disponer para organizarnos y así podíamos aprovechar el tiempo lo
mejor posible. Era una ventaja enorme ganada a base de muchos años
de trabajo. Nos enteramos hacía ya varios años que Ivan se iba e
iba a cambiar la dirección. El nuevo director nos invitó a un
espectáculo en Montecarlo y nos lo contó, diciendo que quería
contar con nosotros, quería que nos quedáramos.
Al principio
dijimos, bueno, lo intentamos un año y vemos como van las cosas,
pero cuando ves que eso no funciona para nada, que no hay
entendimiento, que no hay respeto, llega un momento que dices, mira
no vamos a tener problemas, no vamos a empezar a discutir, él es el
director y si no hay entendimiento mejor no firmar el contrato. Es
una pena terrible ver esa compañía con tan mal ambiente. Hay
diecisite bailarines que se van por cuenta propia al final de esta
temporada porque eso es inaguantable, la gente está muy muy
descontenta y lo pasa fatal. Nosotros no queremos tener malos rollos,
trabajar con mal ambiente, no vamos a empezar ahora a tener
problemas, a estas alturas, no vale la pena.
- Ahora sois
bailarines invitados en Dortmund y en la compañía de Russell
Maliphant ¿a qué os compromete este tipo de colaboración?
Yo llevaba ya muchos años participando en galas
con el Ballet de Dormund y con Marlon también veníamos. Ya había
el plan de hacer una creación con el director y coreógrafo de la
compañía y si hubiésemos seguido en Munich no habríamos podido
hacerlo. En realidad yo ya tenía muchas cosas planeadas que tenía
muchas ganas de hacer y que no habría podido hacerlas de haber seguido
en Munich. Cuando decidimos irnos, pedí un contrato como free-lance
en Dortmund pero su co-director, Tobias Ehinger, nos ofreció un
contrato de permanencia que nos da estabilidad y la posibilidad de
tener una pequeña base en Dortmund, lo cual es fantástico. Venimos
todos los meses a hacer un espectáculo y luego nos vamos. Es un
grupo estupendo que ya conocíamos bien y con el que siempre nos
hemos sentido muy a gusto, hay muy buen ambiente, es maravilloso y
nos encanta venir aquí.
Lucía y Marlon en Spiral Pass. Foto: Massimo Danza |
Y con Russel igual. Surgió la idea de que como
teníamos mas tiempo, podíamos participar en más espectáculos como
integrantes puntuales del grupo y para nosotros es una maravilla
poder trabajar con él. La agenda en Munich no daba para mucho, pero
ahora hemos hecho una gira en otoño y en primavera hacemos otra.
Estamos encantados.
Hacer creaciones, trabajar con coréografos
distintos, es fantástico. En otoño hicimos un montón de creaciones
y cosas nuevas que no habríamos ni soñado poder hacer. Despues de
14 años, ha sido un cambio de rumbo que al final ha sido super
positivo. Quedarnos en Munich habría sido como seguir en la misma
casa pero cambiando de familia y no nos apetecía nada. Al final ha
sido nuestra decisión y hacemos lo que realmente nos gusta y nos
hemos dado cuenta de que ha sido lo mejor que podíamos hacer, ha
significado un cambio radical pero muy motivador que nos inspira y
con el que disfrutamos muchísimo.
Lucía y Marlon en Spiral Pass. Foto: Massimo Danza |
- Además creo que no paráis de viajar participando en Galas ¿cómo te organizas? ¿sois vosotros mismos quienes gestionáis estas invitaciones?
Lo hago todo yo misma, lo que es un trabajo enorme (risas) sobretodo ahora con la niña... Lo primero que piensas es “Laia” ¿Viene?, ¿no viene?, ¿qué hacemos, cómo organizamos...? pero a la vez prefiero hacerlo yo porque sé que estará bien hecho, es algo que requiere mucho esfuerzo de gestión de tiempo y además ahora con la niña no duermo, porque cuando tengo libre estoy en Zumaia con ella y que si los dientes, las muelas, pero da igual si no puedo descansar demasiado, en vez de tener un mediador con el que igualmente tendría que conmentar todo, prefiero hacerlo directamente.
- Laia ¿por qué este
nombre? ¿sabes que es un nombre catalán?
Pues el nombre, además de un
diminutivo de Eulalia, cosa que descubrí a posteriori, es también
un instrumento de sembrado del País Vasco. Es muy gracioso porque
tengo una amiga escritora, Carmen Guaita, que en su libro “Jilgueros en la Cabeza”, que es la historia de una familia de
mujeres que todas tienen nombres que son diminutivos de Eulalia, a la
pequeña ya no saben como ponerle y le ponen Eulalia y en cambio no
hay ninguna Laia, porque en el Pais Vasco no se conocía el nombre.
Ahora ya sí,
desde que mi hija se llama Laia ya he conocido a muchas niñas
pequeñas a las que les han puesto Laia, pero antes no.
Pero lo mío fue muy especial
porque fue un sueño. Yo soñe que Diana, mi hermana, tenía a
nuestra hija en brazos y yo sabía que era niña porque iba toda vestida de rosa y
se llamaba Laia. Desperté y era todo tan real… se lo comenté a
Marlon y me dijo,
pues nada: Laia! pero cuando me quedé embarazada él estaba
convencido de que tendríamos un niño, él quería niño y estaba
seguro de que sería así y cuando me preguntaron a los cuatro meses
si quería saber qué esperábamos y les dije que por supuesto que sí
y nos confirmaron que sería niña, pues ya no hubo duda de que nombre le pondríamos. Fíjate que cuando comenté en familia:
tenemos ya el nombre y es Laia, miré a mi hermana y le dije: si no
te gusta es culpa tuya y les expliqué el sueño y ya no hubo tema de
discusión y todo el mundo buscando ya significados de Laia y así,
pero ya sin aportar nadie nada, porque estaba clarísimo. Además me
encanta, es un nombre que me encanta.
La niña ahora tiene dos años y como te he
comentado ya no viaja con nosotros porque no es práctico. Por
ejemplo hemos ido a Dubai para un día y a Taiwan para un día, así
que mucho mejor que Laia se quede en Zumaia con mi madre. Allí va al
cole y está super feliz con la familia y yo me quedo mucho más
tranquila, porque aunque viajara con nosotros, apenas si podríamos
verla y sería complicado buscar con quien dejarla cuando estamos en
el teatro.
Lucía y Marlon en La Dama de las Camelias. Foto: Pep Aguadé |
- ¿Puedes hablarnos de tus
planes inmediatos? ¿contemplan alguna nueva visita por tierras
españolas?
Pues la semana que viene nos
vamos a San Petesburgo para el Festival del Mariinsky a hacer una
Gala, luego vamos a New York para el Youth American Grand Prix, donde
este año habrán dos Galas, la de clausura del propio concurso y una
homenaje a Julio Bocca para sus 50 años, luego vamos a Munich donde
tenemos una Gala el 23 de abril, luego volveremos a Dortmund donde
tenemos un espectáculo más de Fausto y luego nos vamos con Russel
Malliphant a París donde tenemos dos espectáculos, de ahí a
Luxemburgo para dos Galas… en fin una locura… una locura
increíble...
En cuanto a España,
de momento, y espero que nos podamos
organizar porque tenemos como ves una agenda super llena,
tenemos previsto en agosto
bailar con Víctor Ullate otra vez, como ya hicimos el año pasado
con la Pastoral,
en su nuevo espectáculo Carmen, en los Teatros del Canal y ahora
también se ha presentado la posibilidad de que lo baile el 1 de
agosto en San Sebastián, lo que me da muy poco tiempo para
aprendérmelo y trabajarlo, que no sé cómo lo voy a hacer, porque
no tendré apenas tiempo de aprendérmelo, pero espero que lo
consiga…
- Me imagino que aunque debe ser muy interesante y estimulante trabajar con tantos coreógrafos distintos y participar en tantas creaciones en poco tiempo, debe ser a la vez muy estresante ... Porque claro, es aprenderlo, rodarlo, bailarlo, con una compañía, con otra...
Sí, ya la última vez con Víctor Ullate y su Pastoral, en una semana nos tuvimos que aprender media hora de coreografía, ensayarla y hacer el primer ensayo general en escena, todo eso en una semana... y luego terminamos eso y nos fuimos rápidamente a aprender el nuevo ballet de Russell y de ahí a Dormund para terminar y ensayar Fausto… Es una locura... en mucho mas intenso porque es mucho mas rápido todo. Cuando estás fijo en una compañía, las cosas se hacen con mucho más tiempo, el proceso es mucho más lento, pero a mi me gusta trabajar así ya que tienes la adrenalina a flor de piel, es muy, muy intenso, pero a la vez es muy estimulante.
Lucía y Marlon en Spiral Pass. Foto: Massimo Danza |
- Acerca de vuestra participación en Reus qué
destacarías
Pues a parte de no tener tiempo
para nada, porque fíjate que Marlon con el cambio de hora ni durmió,
ya que se iba a Tirana para arreglar unos papeles y Javier, Mai y yo
con Iratxe, salíamos a las seis de la mañana para nuestros destinos, me
encantó volver a participar en Reus. Era ya la segunda vez y es que
yo nunca he hecho ninguna diferencia en bailar por
ejemplo en la Ópera de París o en Reus.
Sea el tamaño que sea el teatro, hayan el número de personas que
haya, le tengo tanto respeto a uno como a
otro. Yo tengo a mi trabajo un respeto y un cariño enorme y es
fundamental el ambiente de la gente con la que trabajas y en Reus
estamos siempre muy a gusto. Estamos alucinados con el equipo
técnico, lo profesionales que son, lo fácil que es entenderse con
ellos, lo rápido que ven lo que quieres.. Ya te digo, para mí tiene
la misma importancia y me merece el mismo respeto y no hago ninguna
diferencia para nada entre ir
al Bolshoi o a
Reus.
Además hay que potenciar en
España todo lo que se haga y ayudar a que siga adelante en lo que se
pueda y yo estoy siempre dispuesta a hacerlo como por ejemplo con el
Roseta Mauri. Me hizo muchísima ilusión por
ejemplo que Laura Moreno Gasulla,
participante en la última edición, integrara luego la compañía
Junior de Munich. Me dijo mi director “he
recibido un currículo de una chica que bailó en una gala contigo”
y cuando ya la cogió, fui a verla y era una bailarina muy bonita.
Estuvo dos años
en Munich y consiguió un contrato en una compañía (ahora
Laura baila con el Ballet de Praga).
- ¿Qué opinas de la
situación en el Liceu de Barcelona?
Pues yo sé de la compañía
que hubo en el Liceu en la epoca de Joan Magriñá
y pienso que no tiene sentido que ese teatro tan impresionante no dé
a la danza y a ese patrimonio en ballet que tiene, el valor que
merece y es una pena que
no se divulgue.
No tiene sentido….